14/05/2016


El flamboyán amarillo busca nuevos lectores

La casa editorial Lectorum celebra los veinte años del libro que ha vendido 40 mil ejemplares en dos décadas, con una reedición de aniversario


Q

uizás Georgina Lázaro le estaba pidiendo demasiado al recuerdo de su hijo Jorge. Quizás no. La realidad es que ahí estaba él, con unos diez años, confesándole que había olvidado por completo las memorias sobre el día en que se enamoraron por primera vez de un flamboyán amarillo, buscaron una semilla de éste y la plantaron en un tiesto de forma temporera mientras renovaban su casa en Ponce.

“Había pasado mucho tiempo, el nene ya tenía como diez años y cuando sembramos el flamboyán tendría como unos tres. Creo que la experiencia fue mas mía que de él y fue tan grande para mi porque la compartí con él, porque vi la magia de la naturaleza a través de sus ojos”, cuenta Lázaro, escritora puertorriqueña con una nutrida producción de obra infantil que sobrepasa los 50 textos.

Pero la primera vivencia que contó en las páginas de un libro fue El flamboyán amarillo, trabajo que este año celebra el vigésimo aniversario de su publicación con una reedición a cargo de Lectorum Publications, en formato carpeta dura y con las ilustraciones originales que realizara Lulu Delacre.

Lectorum, una casa publicadora con sede en Nueva York, lleva tiempo distribuyendo el texto en Puerto Rico, Estados Unidos, Canadá, México y Colombia, entre otros países. Se estiman ventas de 40 mil ejemplares a lo largo de los pasados 20 años.

“Yo nunca había sembrado nada, yo era maestra de Ciencias y todo lo que sabía de las plantas era a través de los libros, no tenía la experiencia en vivo con la naturaleza”, abunda en torno a por qué la marcó tanto la experiencia de sembrar el flamboyán amarillo.

“Me dije ‘contra, cómo puede ser que él no se acuerde de eso’. Así que decidí contarle la historia, escribirla, porque cuando él sea grande es que yo quiero que se acuerde. Por eso es que esta historia no se sabe muy bien si está dirigida a un niño; está editada como un libro de niños pero es una historia que le encanta a los adultos. El narrador no soy yo es él grande; la historia tiene esa cosa rara de que no sabes a quién esta dirigida o quién la está contando: ¿es un niño, un adulto o un adolescente?”.

En defensa de Jorge hay que decir que él recordaba la experiencia pero poco de los detalles específicos. Si bien Lázaro y su esposo le leían cuantos a sus hijos cada noche y, a veces, les creaban nuevas historias en la marcha, la del flamboyán amarillo se olvidó en el trajín familiar. Hasta que fue escrita y compartida con múltiples generaciones de puertorriqueños y lectores hispanos en América y el Caribe en el texto que hoy celebra su aniversario.

“Ahora él dice ‘yo no sé si el recuerdo que yo tengo es el mio o lo que tú cuentas en el libro'”, cuenta Lázaro.

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E

l flamboyán amarillo es un poema que narra la historia de un niño y su madre quienes, atraídos por la belleza y el color de dicho árbol, siembran en su casa una semilla para atestiguar el milagro de su nacimiento y desarrollo. La primera vez se publicó en la Isla en el 1996. Todavía hoy el final resulta sorpresivo.

Cuando se decidió a narrarla, Lázaro empezó a pensar en la historia. Buscó fotos del proceso. “Quería que tuviera la sorpresa del final, quería que todo el tiempo repitiera ‘flamboyán amarillo’, porque lo llamábamos así desde que lo sembramos. Como sabía el verso final, de ahí partió todo, conté y sabía que iba a ser un texto de versos de ocho sílabas y que iban a rimar muchas veces con amarillo. Entonces andaba con un papelito, siempre anotando todas las palabras que rimaban con amarillo que se me ocurrieran en el día: tornillo, trillo, tobillo, fondillo… aunque esa última no la usé”, cuenta entre risas la escritora oriunda de Miramar.

El cuento solo tenía que contarlo. No había que imaginarlo. Pero ilustrarlo precisaba de otras consideraciones. Lulu Delacre, la ilustradora puertorriqueña que trabajó el texto, visitó la casa de Lázaro en la ruralía ponceña “y tomó muchas fotos de la casa y del árbol”.

Yo llevé mi madurez, mi nostalgia de que mi nene estaba creciendo y fue la primera vez que vi el proceso de la naturaleza con esos ojos de magia porque eran los ojos de él,

La belleza de un flamboyán amarillo es innegable. Pero ¿por qué Lázaro quedó tan prendada de él? “Hace veinte años no había casi flamboyanes amarillos por ahí, a lo mejor fue el primero que vi. Las probabilidades que de un flamboyán salga amarillo es de una en cien, que se dé silvestre es bien raro. Ahora se hacen injertos, por eso los ves donde quiera”, comparte información que ha recopilado a través del tiempo con especialistas.

Al igual que su siembra, el traslado del árbol, del tiesto a la tierra, fue una experiencia reservada para Lázaro y Jorge. “Él y yo solitos”, rememora, “creo que lo olvidó porque para él no fue tan importante como para mí. Yo llevé mi madurez, mi nostalgia de que mi nene estaba creciendo y fue la primera vez que vi el proceso de la naturaleza con esos ojos de magia porque eran los ojos de él. De ese palito que es la semilla vimos salir aquel tallito con dos hojas, eso es magia”, insiste.

Cuando Lázaro culminó el texto y lo leyó a sus hijos en la noche “fue un cuento más, no recuerdo que fuera ahhh”. “No lo escribí pensando en publicación, mi esposo insistía en eso y le dije que como único lo hacía era si una editorial se interesaba. Lo envié a Huracán y me llamaron a los pocos días”, recuerda esa etapa de escritora novata en la que pensaba que sus historias debían permanecer en el entorno doméstico puesto que se trataba de “algo personal que no le interesaría a nadie”.

El libro gustó. Se vendió. Niños y adultos conectaban con la historia. “Yo sí que no lo podía creer y mi esposo me decía ‘te lo dije'”.

Jorge, que hoy tiene 37 años y dos hijos, quedó complacido con su historia y con el hecho de que su mamá se convirtiera en autora. “Además de mi esposo, es el que más orgulloso está de que sea escritora”.

“Creo que para él era la confirmación de que mami no se conformó con ser solo mamá, y yo me hubiera conformado porque para mi es el oficio más grande, si lo haces bien hecho”.

El flamboyán que inspiró esta historia ha sobrevivido huracanes, tormentas y ventoleras. Sigue frente a la casa a la que le hace compañía desde hace más de dos décadas y florece todos los años.

 

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M

últiples reacciones ha despertado el libro en sus lectores. Lázaro recuerda asistir a la premiación de un concurso de deletreo en el Bronx, en Nueva York, y la mamá de un niño pedirle la semilla que había mostrado al público. Tiempo más tarde encontró a la mujer en un evento en el neoyorkino Instituto Cervantes y le confesó que se prendió la semilla en un tiesto, que mantenía su flamboyán en el balcón en el verano y lo guardaba en el invierno.

“El flamboyán es un árbol que está en muchos sitios en América latina y el Caribe. Cuando voy a esos lugares la gente suele decirme cómo lo llaman en sus país, por ejemplo, ‘framboyán’ en Cuba o ‘el árbol de la flama’ en otros países. Para los puertorriqueños se trata de su flamboyán, la historia les trae algo de su tierra”.

Si en cada lectura que hago encuentro un posible niño o niña lectora, ya estoy realizada,

“Como me lo sé de memoria, cuando estoy leyendo El flamboyán amarillo veo mucho los ojos, el gesto de los niños y las caras de los adultos; ahí noto que conecté con ellos. Claro, no se conecta con todos, yo me conformo con uno que diga ‘está bueno leer, déjame ver si hay otro libro que me haga sentir ese interés, ese deseo de esperar el final’. Si en cada lectura que hago encuentro un posible niño o niña lectora, ya estoy realizada”, acepta Lázaro.

Si bien su producción literaria es amplia, todavía el público la identifica como “la escritora de El flamboyán amarillo“, título que acepta con cariño.

LV-Flamboyán - portada

“Una vez me encontré una muchacha ya adulta que me dijo que ese libro que leyó cuando niña marcó una generación. Le dije ‘no seas exagerada’ pero después pensé en tantas personas que lo han leído y me han dicho lo mismo y quizás sea verdad. Creo que es un libro que interesó a muchos niños en la lectura, tal vez marcó la posibilidad de leer cuentos con nuestras palabras, con nuestro español”, subrayó Lázaro.

Las raíces del flamboyán parecen ser más extensas de lo que pensó.

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  • El flamboyán amarillo ya está disponible en Amazon, en tiendas de Barnes & Noble al igual que en su librería favorita. Eventos para resaltar el aniversario del libro y presentar la nueva edición están en agenda para este verano en Puerto Rico.
  • Para más información escriba a lectorum@lectorum.com.

Calendario de eventos:

  • sábado 4 de junio, 10:00 a.m.
Lectura especial y venta de libros en la Librería El Candil, en Ponce
  • viernes 8 y sábado 9 de julio
Lectura especial para niños de 3 a 8 años que forman parte del programa “Sembrando Semillas”, de la Fundación Hernández Colón
  • Lunes 11 al domingo 17 de julio
Celebración de cumpleaños de El flamboyán amarillo en Plaza del Caribe durante la Feria de libros que allí se celebrará.

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