22/12/2014


Pobres de lujo

Piezas de ropa con las vivencias y la carga genética de deambulantes de la isla fue utilizada por el artista español Luis R. Vidal en Stapling Paintings


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emos gracias al aburrimiento. Gracias al empeño en huir de él, la obra del artista español Luis R. Vidal es tan diversa. De Wallpaper de los abusos, presentado en Art Miami a Ombligo meninos, creada y exhibida en Brasil- y muchas otras en medio- llegamos a la más reciente, Stapling Paintings, concebida y realizada en Puerto Rico y exhibida en Walter Otero Contemporary Art Gallery (WOCA), situada en Puerta de Tierra, en San Juan.

¿Qué tipo de artista es Vidal (Barcelona, 1970)? Pertenece a la clase de creadores que trabaja temas incómodos mediante propuestas de contenido social. Para ello anda con los ojos bien abiertos y, la práctica, ha refinado el arte de detectar la injusticia y contextualizarla en el lugar donde la haya encontrado.

“Suelo ser bastante rápido a la hora de trabajar, soy bastante impaciente y eso me conviene al detectar el foco de la influencia en mi trabajo. Es tanto el tiempo generando estas temáticas que es como ir a comer, mis sentidos están súperagudizados. Oyendo un comentario puedo saber si hay algo más. Parece que me llaman estos temas”, cuenta Vidal sentado justo al lado de la puerta que da al balcón de su estudio en la calle Fortaleza del Viejo San Juan. La brisa y la luz están de buenas y pasean por el amplio espacio.

Repetirse no parece ser posible. La gran sombrilla es el tema social pero cada situación le pide un discurso distinto. “Trabajo mucho con las personas”, sostiene, “aparte de las situaciones que normalmente son de desigualdad y maltrato; esa parte social que todos tenemos dentro aunque no la desarrollemos pero quien la desarrolla puede ser terrible con el prójimo. Ahora trabajo la desigualdad en el reparto de la riqueza pero como trabajo con personas cada proyecto es distinto”.

A mi lo que me motiva cada mañana como artista a levantarme es saber que no tengo límites; hago lo que quiera hacer, de la forma que lo quiera hacer y eso me mantiene muy vivo

Vidal se define “pluridisciplinario” y eso le parece un antídoto para la rutina.

“A mi lo que me motiva cada mañana como artista a levantarme”, dice acomodándose nuevamente en su silla, ” es saber que no tengo límites; hago lo que quiera hacer, de la forma que lo quiera hacer y eso me mantiene muy vivo. Si no es posible hacerlo, en el camino aparece una nueva vía pero ya estás ejecutando. Los límites los pone el mercado, la producción, la esencia del artista es ilimitada. Esa necesidad de no aburrirme es lo que diferencia los proyectos”.

Ese mercado del arte requiere de etiquetas que clasifiquen los artistas y el tipo de obras que ejecutan. Vidal reconoce que la suya es: el artista que trabaja obra dura de problemática social.

Luis Vidal

“Me considero bastante conocedor del mercado, todo artista debe conocerlo porque es de lo que vive y de donde come, pero he tenido problemas con el mercado por esa multidisciplinaridad. Sí, me ha costado, he recibido palos del mercado que quisiera tenerte haciendo lo que hiciste la primera vez toda la vida”, cuenta aludiendo a la ruptura con su primera galería en los noventa.

“El mercado es un negocio que respeto”, subraya, “todo artista debería conocerlo porque el que diga que no le interesa no es de este mundo. El 80% del tiempo de un artista lo dedica a hacer cosas que, si pudiera, no las hacía pero las tiene que hacer. Ese otro 20% yo lo quiero mantener bien puro, es una cosa innata, ya bastante prostituido está todo lo demás”.

El artista quiere contar cosas que ve y cómo viven otros. No aspira a mucho más. “Si cuando me muera ha habido 3 ó 4 personas que me hayan entendido yo estoy súpersatisfecho, te lo juro”, declara en tono de juramento.

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ay mesas repletas de herramientas, un panel en la pared aún tiene dibujos y bocetos de lo que terminaron siendo las 16 piezas que exhibe en Stapling Paintings, obra con tela acolchonada en la que se aprecian logotipos de marcas de alto nivel creados con ropa de deambulantes del Viejo San Juan.

Le pidió camisas y pantalones a los que poco -o casi nada- tenían. Ellos accedieron.

“Me ayudaron organizaciones que se dedican a ayudarlos aunque a algunos se las pedí yo mismo”, cuenta aludiendo a los que merodean el Viejo San Juan.

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Detalle de pieza que usa el logotipo de la casa francesa Chanel.

“Eso era lo interesante”, agrega, “una persona que no tiene nada, al final lo único que tiene es lo que lleva puesto. Por eso el trabajo con la ropa después empieza a tener muchos mensajes. Que te entregue lo único que tiene; más sinónimo de pobreza no puede haber”.

En segundo lugar le interesaba aprovechar la carga genética que poseen las piezas en contacto con sus dueños. “Si analizaran las telas en las piezas tienen el ADN de gente en pobreza absoluta”.

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Algunas piezas llegaron a tener diez mil grapas en su superficie.

Tanto en su Barcelona natal como en otros puntos del mundo, incluido Puerto Rico, Vidal ha percibido los estragos de las economías maltrechas. A las filas de los muy ricos pocos ingresan mientras que a las de los muy pobres a diario llegan millones.

“Es una crisis global y veo gente que se ha hecho pobre que jamás pensó serlo. Eso me toca porque yo estoy en el medio, no en esa cúpula de arriba. Todos podemos acabar siendo los más necesitados”.

Vidal es escultor y siempre ha querido pintar en lienzo. Todavía tiene sus reservas pero usar la técnica del stapling painting en estas obras le permitió cambiar el lenguaje.

“Siempre he trabajado la tridimensionalidad pero me obsesiona la bidimensionalidad. Los logotipos me permitían usar un símbolo de ese grupo de mucho poder y riqueza que todo el mundo entiende, no voy en contra de eso, el gran mensaje era hacer lujo con la pobreza”.

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Vidal afirma que, en sus obras, su compromiso es contar lo que ve en su entorno.

Algunas piezas llegaron a tener diez mil grapas en su superficie. El trabajo fue agotador y el saldo físico en su cervical aún lo resiente. “Pero yo quería plasmar ese hardwork, ese punto de explotación de la producción bestial que se asocia también a ese desequilibrio. Todo eso tenía mucho sentido, no es una obra hecha en computadora, es un trabajo duro”.

En términos técnicos, una vía quedó abierta. “Vamos a ver cuánto me dura”, dice y en su mirada ya se combate el tedio. Una idea da vueltas en su cabeza: hacer banderas.

“Puedo hacerlas con ropa de prostitutas, expresidiarios, toxicómanos; hacer patria con apátridas”, reflexiona.

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a madre de Vidal conoció Puerto Rico primero que la familia. A su retorno a Barcelona le anunció al resto del clan que los traería en Navidad. Se convirtió en costumbre huir del frío en nuestras playas.

Cuando comenzó su carrera como artista, el coleccionista Chilo Andreu adquirió una pieza de Vidal en la feria de arte contemporánea española, ARCO. Lo conoció y así comenzó una relación con entusiastas del arte locales.

Todavía vive seis meses en Barcelona y seis meses aquí. Allá atiende su mercado europeo y acá Estados Unidos y América Latina.

“Son públicos completamente diferentes y así reaccionan a mi obra. Los que mejor la entienden son los de Europa del norte, de Alemania y Escandinavia para arriba; es gente con la cabeza bien puesta que dice ‘déjame entender esto’. Europa del sur y Latinoamérica ven el trabajo pensando ‘nosotros no somos eso’ están muchas veces en negación y pienso que es porque el arte contemporáneo llega a una minoría reducida”.

En Estados Unidos pasó un susto que le dejó ver en todo su esplendor su llamada “doble moral”. Tras investigar que las estadísticas de abuso sexual a menores eran alarmantes y sucedían mayormente en el entorno familiar, trabajó una pieza, Wallpaper de los abusos, que incluía dibujos explícitos de pornografía infantil para la feria entonces conocida como Art Miami.

Querellas de los trabajadores que montaban los booths denunciando que se incitaba a la pedofilia provocaron la llegada de la Policía. Vidal tuvo que aprovechar un recurso legal para que se impusiera su libertad de expresión artística.

Las piezas fueron adquiridas, irónicamente, por un coleccionista top de Miami y por dos agencias gubernamentales estatales, una Seattle, que velan por la protección de los menores.

“Una pieza denunciada por estar ‘generando pornografía’ es comprada por agencias que defienden al menor. Cuando tú vas a hacer una obra que sabes va a levantar ronchas tienes que prepararte muy bien con datos e información porque cuando pase el escándalo queda un trabajo”, recomienda el artista que además aclara que no es defensor de causas sino que su compromiso es contar lo que ve.

Lo que él ve y otros ya ni ven.

Estudio de Luis Vidal en el Viejo San Juan.

Estudio de Luis Vidal en el Viejo San Juan.

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