23/11/2014


¿Vive bien un artista plástico?

Conoce los hallazgos del Estudio de la condición del artista visual en la Isla que comisionó el Museo de Arte de Puerto Rico


J

unio y julio. Año: 2011. Cuando la isla entraba en su quinto año de recesión, 301 artistas plásticos de toda su geografía fueron encuestados como parte del Estudio de la condición del artista visual en Puerto Rico, que comisionó el Museo de Arte de Puerto Rico.

Desmitificar ideas de precariedad o bonanza, conocer carencias y oportunidades de crecimiento y, más que nada, mostrar estadísticas actuales sobre el gremio artístico del país fueron algunas de las motivaciones principales para realizarlo.  La firma Estudios Técnicos tuvo a su cargo la realización del mismo que indagó en 36 artistas de la zona norte, 34 del este, 27 del oeste, 16 del centro, 42 del sur y 146 del área metro.

Un grupo de 34 entrevistadores realizaron las preguntas cara a cara en puntos claves como Orocovis, Peñuelas, Mayagüez, Caguas, Arecibo y San Juan. Lo integraban coleccionistas, propietarios de galerías, directores de museos, curadores, educadores, propietarios de espacios alternativos, gestores culturales, historiadores, una abogada y un representante del sector turístico gubernamental.

¿Dónde estudiaste, tienes taller propio, asistentes, vendes solo aquí o también fuera, vives del arte?, fueron algunas de las preguntas cuyas respuestas permitieron a los creadores autoevaluarse. El resultado fue una radiografía precisa.

Las respuestas fueron condensadas en el texto Estudio de la condición del artista visual en Puerto Rico, disponible para la venta como libro electrónico en iTunes. El informe se divide en dos partes: Contexto social, económico y jurídico del artista visual en Puerto Rico (2009-2010) y Perfil del artista visual desde la perspectiva de los propios artistas y de los profesionales especializados en arte y cultura.

El 71.8% de los artistas encuestados fueron hombres mientras que en la región metro estuvo la representación femenina más alta con 33.6%.

Del informe se desprende que el perfil del artista visual es un hombre, con edad promedio de 50 años, casado y con dos hijos mayores de 18 años. Residen en la zona urbana y cuenta con plan médico. Cerca de la mitad posee plan de retiro y una tercera parte cuenta con seguro de incapacidad.

Con esas estadísticas puedes ir al gobierno y a la empresa privada a trabajar en iniciativas que impulsen el crecimiento y desarrollo de ese artista

La mayoría posee carreras paralelas siendo la educación y la publicidad los campos que más precisan de sus servicios. Eso les permite contar con beneficios marginales que, de lo contrario, no poseerían. No es algo que contemplen pero, ¿qué haría un escultor si comienza a padecer artritis? ¿Está preparado para ello?

“Ya sabemos sus necesidades gracias al programa, entonces quisimos saber más cosas y tener un documento que explicara cómo viven los artistas”, indica Marta Mabel Pérez, gerente del Programa de Ayuda al Artista del Museo de Arte de Puerto Rico (PROA), establecido hace nueve años y aglutinando 1,100 artista boricuas.

“Con esos hallazgos se hace un plan estratégico, no se trata de quejarnos sino de actuar. Así se construye un país”, agrega Pérez quien además es artista visual.

Ésta destaca que en ocasiones se pierde de perspectiva que el artista visual es un profesional “como un contable o un abogado”. “Con esas estadísticas puedes ir al gobierno y a la empresa privada a trabajar en iniciativas que impulsen el crecimiento y desarrollo de ese artista”.

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na nueva generación de artistas crece en distintas condiciones que sus predecesores en Puerto Rico. Hoy el mundo está aquí, se alcanza tocando un botón. Así de rápido también viajan tanto su arte como sus oportunidades.

Sin embargo, predomina en esta investigación el artista que posee más de 50 años de edad. ¿Cómo es?

“A esa edad ese artista está en su pico, tiene el deseo y la experiencia para seguir creando y el reto es consigo mismo”, propone Pérez, “tiene un cuerpo de trabajo establecido, ya está listo para pasar a otro nivel. Está en el momento en que se aspira a ser un maestro”.

Estado artista

El emergente, de otra parte, “está en ese momento en que el artista se compromete a ser artista, exhibe en restaurantes, en centros culturales, participa de concursos”.

También quedó representado en el estudio el establecido, ese que ya llegó a sus 20 años de carrera.

“Ahí estás a mitad de carrera, te invitan a bienales, a exponer en museos, los curadores te piden que representes a Puerto Rico. Por lo general son pocos los que han hecho una exposición de mitad de carrera que es más bien una reflexión sobre su cuerpo de trabajo para ver cómo va a seguir aportando”.

Detalla el estudio que un 78% de los encuestados ha participado en exhibiciones colectivas y el 77.2% en individuales. El 34% ha integrado colectivas de artistas locales en el extranjero y el 41% en muestras individuales en el exterior. En promedio realizan o participan en siete exhibiciones anuales en Puerto Rico.

Todos aspiran a la internacionalización de su obra. No todos tienen un plan estratégico para lograrlo.

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ontar con un perfil del artista y compartir los hallazgos del estudio con otras instituciones es una de las metas del MAPR.

“Poco a poco ellos se han concientizado de dónde están, hacia dónde quieren caminar y las inquietudes se están trabajando”, dice Pérez, “el estudio arroja que tenemos que desarrollar un ámbito del arte completo para el artista visual que está produciendo su obra pero necesita todos los diferentes profesionales y/o instituciones para que pueda llevarla a cabo”.

Esas condiciones apropiadas incluyen prepararlos en la administración de sus finanzas, fomentar el desarrollo de curadores, críticos de arte, periodistas especializados en cultura, de un mercado de arte que no solo dependa de las galerías, de los espacios o las subastas y contar con abogados que atiendan casos especializados en este campo.

La falta de dinero complica las cosas pero esas situaciones se empiezan a resolver con alianzas

“Todo para que el artista pueda desarrollarse y su obra llegue al público efectivamente, que pueda hacer su autogestión completa. La falta de dinero complica las cosas pero esas situaciones se empiezan a resolver con alianzas”, declara Pérez.

No contar con dicha zapata dificulta que los creadores pasen al siguiente nivel de desarrollo.

“Al artista hay que escucharlo y actuar sobre su necesidad, brindarle herramientas para que vuele”, culmina Pérez.

La fotogalería a continuación recoge algunos hallazgos del Estudio de la condición del artista visual.

 

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