14/07/2015


JAQUE MATE: 4

Alerta: Un doppelgänger -copia idéntica de un humano vivo que en ocasiones anticipa su muerte- encontró a la reportera Mía Suárez. Desde entonces a ella vive pegada


T

res, dos, uno. Nada. Tres, dos, uno. Nada. La información tarda en llegar. En una sala del Tribunal General, los reporteros aguardan la deliberación final en un caso que logró atención de los medios de comunicación porque se trataba de un delito inusual.

No hubo sangre ni muerte, solo un pintor copió a la perfección una porción de la emblemática obra Mira a Yukiyú de Severo, un renombrado y querido maestro de la pintura local, y la convirtió en una nueva versión del retrato del dios taíno. En esta, Yukiyú tiene un solo ojo en vez de dos y el artista firma como Seve, lo que irritó aún más a la familia, a los estudiosos y a los coleccionistas de Severo.

El proceso se había extendido semanas. Desfilaron por la silla de testigos curadores, historiadores de arte, críticos y especialistas de la obra de Severo para denunciar el sacrilegio cometido por Seve -pelo negro, bigotes al estilo Dalí- así como otros que, en defensa del atrevido, intentaron sembrar la duda de que la pieza pudo haber sido una broma ideada por Severo. En ese escenario, Seve no sería más que un fiel ejecutor de sus retorcidos deseos post mortem.

Tres, dos, uno. Nada, escribía Misma para matar el tiempo en un papel que, por supuesto, solo veía Mía, quien había cubierto el juicio desde el día uno.

-Já y qué una broma. Esto es una barbaridad. Después que Severo se mató aprendiendo su oficio y perfeccionando su estilo en los años en que en esta isla lo que había era arena, agua y tierra, viene este velagüiras no solo a copiarle el estilo sino que no pasó ningún trabajo, se copió exacto una parte del retrato de Yukiyú. ¡Hasta lo firmó como Seve!, es injusto Miriam, se desahogaba Mía en el tono de voz más bajo posible, con su colega que labora en el principal competidor de su diario.

-Por mi que tenga que restituir todos los chavos que ha ganado a cuenta de Severo, que devuelva la tolta completita, opinó Miriam.

-¿La tolta? ¿Qué tú venías escuchando en el carro antes de llegar?

-Tengo una preguntita, interrumpió Misma sentada entre Mía y Miriam, aunque esta última ni se enterara.

-Mía, ¿qué te pasa que diste ese brinco? Tranquila que yo no voy a poner reguetón aquí, susurró Miriam reprimiendo un ataque de risas ante la solemnidad del rito judicial.

-Yo entiendo que ese Seve es un caripelao pero, ¿cómo sabemos que Yukiyú no tenía un solo ojo? La realidad es que nadie lo ha visto, ni Severo tan siquiera, quizás ése es el retrato que mejor justicia le haga, expuso su teoría Misma al tiempo en que el juez le preguntaba al jurado si contaban con un veredicto.

-Misma, hazme el favor, estoy trabajando, este no es el momento para…, empezó Mía cuando su celular anunció que llegó un texto.

Jefe que no duerme: Mía, no anuncies en tu cuenta de Twitter el veredicto primero que el periódico. Envíalo aquí y de ahí rompe la noticia. Y hazlo rápido, recuerda que somos los primeros.

Mía:¿No es + fácil, y + rápido, darme retweet?

Jefe que no duerme: Protocolo. Ya lo hemos hablado.

Jefe que no duerme: Consíguelo PRIMERO que nadie. Quiero dar un palo con eso. Ya tengo listo titular de “Seve culplable” o el de “Seve inocente”.

Mía: Esto está lleno jefe, todos los medios lo sabremos a la vez. Yo también tengo dos mensajes en Twitter listos en el Draft para escoger uno.

Jefe que no duerme: Olvídate del protocolo. Lo tiras en tu cuenta y te damos retweet. Después yo resuelvo acá.

Mía y Miriam, como el resto de los periodistas de prensa, radio, televisión y digital, aguardaban la lectura del veredicto para informar a sus audiencias.

-Mía esto parece una carrera, dijo Misma mirando a su alrededor, ¿tú quieres ganar?, le preguntó la doble arqueando las cejas.

Tres segundos tardó Mía en entender lo que su doppelgänger quería decir. Le brillaron los ojos.

-Dale, le dio luz verde a Misma.

Su doble afinó la vista y esperó a que llegara a manos del juez el papel con el veredicto del jurado.

-Mía, Seve es culpable.

-Segura.

-Lo van a decir ahora. Envía el tweet.

-¿Estás segura? Mira que me botan si resulta que no es cierto.

-¿Confías o no confías?, le cuestionó y la miró con esos ojos con un color a medio terminar y activando los hoyuelos que comparten en los cachetes.

-Si es un error me vas a tener que llevar al limbo ese en el que tú vives porque yo muero de la vergüenza, le anticipó Mía antes de apretar el botón de SEND.

Las alertas de noticias en los celulares que había en la sala vibraron. Al juez le dio un ataque de tos. Algunos, incluido Seve, leyeron la alerta mientras lo escuchaban luchar con su garganta para luego consignar la culpabilidad. Pero Seve ya se había enterado de su suerte. Era culpable y la reportera Mía Suárez lo reportó dos segundos antes de que el juez recuperara su voz y leyera en voz alta la palabra.

-Te juro que ella estaba sentada al lado mío, no sé de dónde lo sacó, intentaba Miriam explicarle a su jefe por qué Mía había tenido la información primero.

Tres, dos uno. Todo. Ya no valía la pena quejarse de Misma.

***** 

ILUSTRACIÓN: A.G. TORRES

*Advertencia: Pura ficción. No inspirado en la vida de nadie.

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