02/02/2016


Cae en Mayagüez el telón de la Capital Cultural 2015

Los museos enfrentan la necesidad de reinventarse o morir. Este fue el tema del ciclo de talleres que clausuraron el proyecto


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e San Juan a Mayagüez hay 95 millas y -si se va atento al paisaje urbano- al cabo de las dos horas y media que dura el viaje se habrá vivido también una metáfora de lo que ha sido la historia puertorriqueña de los últimos años, desde el siempre inacabado proyecto de una metrópolis capitalina con aspiraciones de primer mundo, hasta la dura realidad de una larga procesión de comunidades que luchan por sobrevivir y en las que son más evidente aun las huellas del deterioro económico y social que vive el país.

Decenas de negocios cerrados -algunos en ruinas- son testimonios de infinidad de proyectos truncos que naufragaron en mayor o menor medida por su incapacidad de mantenerse en sintonía con el cambio, por su tendencia a permanecer estático ante la transformación, por la inercia de seguir haciendo las cosas de la misma manera como se habían hecho siempre.

En síntesis: por no haber sabido reinventarse.

Y precisamente ese tema -la reinvención- fue la médula del ciclo de talleres con el que hace unos días concluyó el proyecto que hizo de Mayagüez la Capital Americana de la Cultura 2015. Durante cuatro días la Sultana del Oeste fue sede de una agenda titulada Reinvención de museos, casas museo, centros culturales y espacios alternativos, con el auspicio del alcalde mayagüezano José Guillermo Rodríguez y la licenciada Edna Rodríguez Valentín, directora de Arte y Cultura de ese municipio.

El primer taller tuvo como foco las Alianzas estratégicas al servicio de museos y organizaciones culturales y estuvo a cago del venezolano Antonio J. Rodríguez, experto en gestión cultural, en administración de organizaciones sin fines de lucro y en alianzas estratégicas entre organizaciones culturales y entidades del sector público y privado, tanto en el ámbito local como en el internacional.

Es imprescindible enamorar de otras maneras a quienes nos acercamos a pedirles una contribución y hacerles ver que no son donantes, sino socios nuestros”

Rodríguez -quien reside en Washington D.C., ha sido asesor de diversos museos y espacios afines alrededor del mundo y es miembro del consejo directivo del International Committee Exhibition (ICEE) del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y del Latino Network de la Amercan Alliance of Museums- puso de relieve la necesidad vital que tienen instituciones como estas de establecer alianzas, no solo entre ellas mismas, sino con todas aquellas organizaciones e individuos que tengan el potencial de aportar al sostenimiento y desarrollo de cada una.

“El modelo tradicional de establecer relaciones con quienes pueden aportar al financiar programas institucionales, por ejemplo, está obsoleto”, sostuvo en un aparte con Lapicero Verde. “Es imprescindible enamorar de otras maneras a quienes nos acercamos a pedirles una contribución y hacerles ver que no son donantes, sino socios nuestros”.

En esta misma línea de pensamiento, Rodríguez agregó que las empresas suelen clasificar como “donativos” los recursos que erogan a favor de entidades culturales y otras sin fines de lucro, partidas que suelen ser exiguas y las primeras que se recortan de los presupuestos operacionales en tiempos de crisis.

 

Antonio Rodríguez. / Suministrada

Antonio Rodríguez. / Suministrada

“Esta es una de las maneras cruciales de reinventarse para los museos y espacios dedicados a promover la cultura y el arte: la alianza es más perdurable y atractiva si a la empresa privada se le aborda con el argumento más real y contundente de que sus aportaciones son realmente inversiones en sus proyectos de marketing y de branding como una manera de apuntalar sus marcas como entes solidarios y responsables con su entorno social”, sostuvo Rodríguez. “De esta manera, estas partidas en sus presupuestos son más justificables aun como parte crucial de sus operaciones y trascienden la etiqueta de ser simplemente donativos”.

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E

l diseñador industrial colombiano, Camilo Andrés Sánchez Arango, dirigió el taller Buenas prácticas en la planeación, diseño y comunicación museográfica, en la que puso de relieve la importancia que tiene -como parte de cualquier estrategia de reinvención- no solo tener una idea clara de la realidad del entorno social y estructural que alberga a nuestros museos, sino también de ser osado y tomarse algunos riesgos -calculados, claro- en la programación de exhibiciones y actividades alternas, siempre a partir de la idea de que “las exposiciones siempre quedan inconclusas” y que “las exposiciones no deben acabar para el visitante cuando éste sale del museo”.

El taller de Sánchez Arango estuvo anclado fundamentalmente a sus experiencias como museógrafo y consultor museológico, en especial a su labor actual como asesor del Museo de la Independencia y la casa museo Quinta de Bolívar, del Ministerio de Cultura de Colombia.

“Me siento muy optimista con la realidad que viven los museos en la actualidad, en especial en América Latina”, aseguró Sánchez Arango a Lapicero Verde. “En nuestro contexto latinoamericano las carencias se han convertido en virtudes. La falta de recursos nos ha vuelto inmensamente más creativos que a quienes diseñan y manejan museos en otros lugares del mundo donde los recursos son mas abundantes, sobre todo para resolver problemas. La musicología latinoamericana es la que actualmente guía a la europea, por ejemplo. Claro que no tenemos la infraestructura académica para producir, por ejemplo, más libros especializados sobre este tema que Inglaterra o Italia, pero países como México, Colombia y Brasil generan más conocimiento sobre el rol social de los museos. Es realmente importante”.

 La verdad es que para muchos en América Latina, Puerto Rico es como el ‘hermanito que le fue mejor’, por su relación con Estados Unidos, por lo que desde afuera se percibe como los beneficios de la relación financiera con Estados Unidos y con tener el pasaporte estadounidense”

Sanchez Arango añadió que “la realidad social de Latinoamérica ha ocasionado que sus museos sí respondan a las necesidades de ese entorno”. “Esto es crucial porque hay una integración mucho mayor entre todos -museos, museógrafos, artistas y público en general- y esto se ve reflejado en la articulación de los proyectos que solemos ver en estos espacios”.

¿Cómo nos ve Camilo? ¿Cómo percibe a Puerto Rico y a sus museos, luego de ver tantos países y museos alrededor del mundo? “La verdad es que para muchos en América Latina, Puerto Rico es como el ‘hermanito que le fue mejor’, por su relación con Estados Unidos, por lo que desde afuera se percibe como los beneficios de la relación financiera con Estados Unidos y con tener el pasaporte estadounidense”, dice el colombiano. “No es un secreto que a lo largo de Latinoamérica suele dominar un gran resentimiento hacia Estados Unidos y, de alguna manera, Puerto Rico carga ese lastre ante los ojos del resto de los países de nuestro continente”.

Esto se agudiza -dice Camilo- si se toma en cuenta que “los latinoamericanos en general viven un tanto enajenados de lo que ocurre en otros países de su contexto continental” y “los colombianos poco saben lo que les pasa a los panameños o los costarricenses”. “Dentro de nuestro latinoamericanismo seguimos siendo muy regionalistas… decimos que somos ‘hermanos latinoamericanos’, pero sin una idea clara de que lo que esto significa”.

El telón para este ciclo cayó con el taller para la Identificación, búsqueda y obtención de fondos destinados a financiar proyectos culturales, a cargo de la consultora Aracelis M. Delgado, quien compartió una serie de herramientas, estrategias y experiencias relacionadas con este tema tan delicado para la supervivencia y que también plantea insoslayables oportunidades para la reinvención.

Con una vasta experiencia en la financiación de proyectos, esta experta puso a disposición de los asistentes al taller una serie de ideas prácticas orientadas a la obtención de recursos, desde aquellas cifradas en la preparación de propuestas para captar fondos federales hasta el tradicional “pote” a la entrada de las instituciones para que los visitantes depositen sus donativos.

Luego de este taller se llevó a cabo un conversatorio en el que participaron la artista y gestora cultural Ana Cristina Collazo, el conservador Luis Larrazábal, la licenciada Edna Rodríguez Valentín y la propia Aracelis Delgado.

“Estamos sumamente complacidos con las experiencias que hemos vivido durante estos días de talleres y esperamos poder retomar pronto en otros talleres varios de los temas que comenzamos a tratar”, dijo en su despedida la licenciada Rodríguez Valentín. “A todos los cómplices usuales en este tipo de proyectos les reitero el compromiso del Municipio Autónomo de Mayagüez, de su alcalde, honorable José Guillermo Rodríguez, y -claro- también el mío”.

 

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