20/08/2015


Ser boricua de aquí y de allá

Lo que implica ser puertorriqueño Miguel Zenón lo convirtió en música. Escúchala este sábado 22 en el Conservatorio de Música de Puerto Rico con el concierto Identities Are Changeable


L

a joven mamá y su nene miran a la cámara.

-Say “yo soy boricua”. Where are you from?

-From the Bronx, contesta el pequeño de unos dos años.

-We are from the Bronx. What island is abuelita from?

-¡Puerto Rico!

Ser de aquí o de allá. Ser de aquí y de allá. El concepto de las identidades nacionales intercambiables llamó la atención del compositor y saxofonista santurcino Miguel Zenón.

El experimento comenzó con observación durante los veranos que, a partir de los diez años, pasaba el músico en Nueva York a donde emigró su papá. Hablar español boricua, comer arroz con habichuelas y escuchar salsa era una parte de la vida de sus hermanos. La otra empezaba cuando se montaban en el tren, llegaban a una ciudad con rascacielos y hablaban inglés. ¿Pueden compartirse las identidades sin ser infiel?

Hoy Zenón tienen 38 años y desde los 19 años vive en Estados Unidos. Partió a estudiar un bachillerato en el Berklee College of Music en Boston y una maestría en el Manhattan School of Music. Con Nueva York como base, este egresado de la Escuela Libre de Música crece como saxofonista en el circuito internacional del jazz. Regresa a Puerto Rico y se siente en casa. Retorna a Nueva York y ya lo percibe como su casa también. El experimento, ahora, es él.

Mucho se relaciona esa vivencia con el proyecto Identities are Changeable cuyo disco corona un proceso de lectura, análisis y entrevistas para lograrlo. Este sábado 22 de agosto, a las 8:00 p.m., lo presenta en concierto en el Teatro Bertita y Guillermo Martínez del Conservatorio de Música de Puerto Rico junto a su cuarteto integrado por destacados músicos como Luis Perdomo en el piano; Henry Cole en la batería; y Hans Glawischnig en el bajo.

Para mí no es lo mismo, no tengo la más mínima duda, puertorriqueño es puertorriqueño y Estados Unidos es Estados Unidos y la situación política, que para mi es la más obvia, para los inmigrantes no lo es

La meta era complicada: contestar qué significa ser puertorriqueño.

“Vivo cerca de mis hermanos en Nueva York y ellos mantuvieron bien fuerte esa conexión con el lenguaje y la música puertorriqueña, con mucha atracción hacia lo afroamericano. Cuando me mudo y me involucro en cosas de la comunidad, trato de entender ese punto de vista que para mí era ajeno hasta cierto punto. Podemos pensar que por la situación política de Puerto Rico estamos en eso todo el tiempo. Para mí no es lo mismo, no tengo la más mínima duda, puertorriqueño es puertorriqueño y Estados Unidos es Estados Unidos y la situación política, que para mi es la más obvia, para los inmigrantes no lo es. Ellos se van diluyendo, van perdiendo otras cosas, se encuentran a la fuerza en un movimiento musical bien fuerte, buscan la fuerza de la bomba y la plena, de la música jíbara”, señala Zenón.

Conocer al académico Juan Flores -un torbellino de ideas que partió de su experiencia como neoyorquino, hijo de padre puertorriqueño y madre húngara- fue fundamental para el proyecto de Zenón. El autor de The Diaspora Strikes Back: Caribeño tales of Learning And Turning asistió a un concierto del saxofonista y le obsequió su libro en el que distintos inmigrantes reflexionan sobre las raíces culturales de sus padres y cuánto pesa esa herencia.

“Me llamaba su atención porque él tiene más de una opción”, alude a la identidad de Flores fallecido súbitamente este año, “su puertorriqueñidad entró tarde en su vida, se relacionó primero con chicanos, después estudió alemán, sus circunstancias lo llevaron por otro camino hasta que encontró la música y eso lo llevó ahí”.

De igual manera el músico se topó con personas de padres puertorriqueños a quienes simplemente no les interesaba identificarse con su herencia boricua. “‘No me viene natural, no me siento así’, me dicen. La identidad puede tener muchos caminos”, propone el músico.

Zenón, ganador de las prestigiosas becas Guggenheim y Mac Arthur (el famoso “Genius Grant”), fue comisionado por la Universidad de Montclair en Nueva Jersey para estudiar un tema y las identidades intercambiables (frase que cita del libro de Flores) fue su propuesta. Aceptaron. Disponía entonces del tiempo y los medios para indagar. La puerta estaba abierta.

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E

n el 2011, Zenón comenzó las entrevistas a puertorriqueños de todas edades en Nueva York para conocer sus opiniones sobre su identidad. Siete personas, incluida su hermana y el propio Flores, ofrecieron impresiones sobre el tema y reflexionaron ante la posibilidad de que las identidades fueran compartidas. El material fue grabado en vídeo y dio pie además a un vídeo acústico trabajado por David Dempewolf. Puntos fundamentales en las entrevistas fueron identidad nacional, hogar, negritud, idioma, próxima generación y música.

“Para mí era algo completamente ajeno, no había entrevistado a nadie nunca, no había grabado voces, se combinaron todas las ideas al abrirse esa puerta de Montclair y por ahí me fui”, afirma en torno al trabajo que estrenó al siguiente año en Centro para las Artes de la universidad situada en Nueva Jersey.

Para trabajar su vídeo instalación inspirado en la identidad, David Dempewolf, abordó el tema “en capas”. “Me pidió la dirección de las personas, fue a sus barrios y tomó vídeos. Hizo un vídeo abstracto que era como estar despierto y estar soñando. Las entrevistas te traían a estar ‘despierto’ y con las imágenes y la música vuelves ‘al sueño'”, detalla Zenón.

El trabajo final, disco y vídeo con entrevistas integrado a la ejecución, además de la vídeo instalación, han sido bien acogidos por la mayoría del público general asegura Zenón.

“La idea ha sido positiva, no solo entre los puertorriqueños sino entre irlandeses, portugueses y africanos. Gente se me acerca y me dice ‘mano, así es como yo me siento’ o ‘eso me aplica a mí’. Caló en un lugar que no pensaba iba a llegar. Me impresionó la fuerza que tuvieron las entrevistas”.

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Recuerda una persona que compartió su sentir con él luego de ver el proyecto. “Me dijo: ‘mano, mis tatarabuelos son boricuas y me he estado preguntando qué significaba eso para mí. Me dio gusto que hicieras esto’. Inclusive, gente mayor me dijo lo mismo y eso me agradó”.

Revisando propósitos, Zenón afirma que llegó al proyecto buscando la perspectiva “de la comunidad de allá” para entender “qué se siente ser puertorriqueño de segunda y tercera generación con la pregunta general ‘qué significa ser puertorriqueño'”.

Llevo la mitad de mi vida viviendo en Nueva York, tengo un pie en los dos lugares

“‘¿Qué se siente?’, eso se lo pregunté a todos y las respuestas eran todas diferentes”, dice el creador de la iniciativa Caravana cultural que ha ofrecido diez conciertos de jazz gratuitos en distintos teatros de Puerto Rico.

“Una de las cosas que aprendí es que es algo bien personal que tiene que ver con tus decisiones, a lo que has estado expuesto y me abrió los ojos a lo que es la definición de ser puertorriqueño o de cualquier lugar. Le saqué al proyecto una visión más amplia de lo que eso significa, con una perspectiva más informada y me abrió los ojos a mí también. Llevo la mitad de mi vida viviendo en Nueva York, tengo un pie en los dos lugares. Tengo una hija, Elena, a la que le hablamos en español, le tocamos plena y a la que llevamos a Puerto Rico pero ella será una new yorker de padres puertorriqueños. Llegará un momento en que tomará el camino que ella quiera”, anticipa sobre la hija que tiene con su esposa, también puertorriqueña, Elga Castro.

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“A

l principio era algo bien abstracto”, describe Zenón el aspecto musical del disco cuyas piezas escribió también en el 2011.

Los temas contienen fragmentos de las entrevistas y composiciones instrumentales que las acompañan. Terminaron siendo seis movimientos musicales en un trabajo de 75 minutos de duración.

“En términos musicales este proyecto es diferente a los anteriores”, menciona refiriéndose a Cancionero boricua o Esta Plena, “porque no estaba el tema central musical, me tocaba a mi buscar una manera de traducir a música estas ideas”.

Podía lograrlo usando pedazos de las entrevistas y convirtiendo a notas musicales las melodías que escuchaba en esas entrevistas pero no era suficiente.

“Lo hice en pedacitos pero en realidad lo que hice fue pensar en la identidad como algo que tiene varias capas”, menciona su inspiración inicial matizada además por el concepto de Flores de identidades camaleónicas, “todos esos caminos podían encontrarse en un mismo individuo”.

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Usar varias células rítmicas le pareció ideal para mostrar esa pluralidad contenida en cada ser.

“Si lo piensas en números”, explica, “es más sencillo pensar en una figura de tres y en una figura de cuatro, ambas en un mismo espacio. Un tresillo de corchea y cuatro semicorcheas dentro de una negra, dentro de una entidad hay varias entidades rítmicas y crea un contrapunto”.

Zenón indica que cuando ésto se “expande a un compás completo”, como serían, por ejemplo, 16 compases, crea un ciclo más largo.

“En todas las combinaciones usé varias mezclas de este elemento: 3 con 4 , 5 con 3. Las usaba simbolizando una identidad, a veces una tenía más protagonismo que la otra. Si era 5, 7 y 3 quizás el 5 se sentía más y quizás después desaparece un poco. Traté de jugar con esa idea y la usé como hilo conductor”, menciona sobre un recurso que de modo consciente repitió en todos los temas.

Flores pudo escuchar el disco y “estaba súper emocionado”. “Teníamos planeado hacer algo en NYU (Universidad de Nueva York) meses después que murió. Cuando me enteré quedé en shock porque no estaba enfermo, fue de repente. Es curioso porque después me entero de toda la gente que yo conocía que lo conocía a él. Todo el mundo sabía quién era esa figura del underground que movió tantos lazos sin la gente darse cuenta, era una especie de unsung hero“.

La comunidad musical escuchó la propuesta de Zenón. Algunos objetaron que incluyera entrevistas con los temas musicales, otros lo aplaudieron. “Honestamente el recibimiento fue bueno y nos ha dado muchísimo trabajo”, acepta.

Quizás por eso está deseoso de tocar esos temas en Puerto Rico. Siempre la primera casa. “Eso me entusiasma”, afirma en medio de múltiples entrevistas locales para promocionar el concierto, “y luego la semana próxima tocamos en Nueva York, en Village Vanguard, en noviembre vamos a Europa de gira y después empezamos a trabajar cosas nuevas para el próximo proyecto”.

Y en cada nota se filtrará esa experiencia diaria como puertorriqueño y como neoyorican. Para algo es compositor en una época en que los cruces de identidades no son la excepción. Ser de aquí y de allá ya va siendo la norma.

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