17/01/2016


San Sebastián: martirio a flechas

Arqueros de Mauritania, en África, fueron convocados por el Emperador Diodeciano para fusilar a uno de sus soldados elite en el ejercito romano quien seguía fiel al cristianismo. ¿Sobrevivió?


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u imagen es súper conocida. Ha sido captada y reinterpretada por cientos de artistas en conmemoración de las fiestas anuales de la Calle San Sebastián. Pero… ¿quién fue San Sebastián? ¿Qué simboliza su martirio y sus flechas? ¿Qué ha significado esa imagen para diversos grupos de la sociedad a través de los siglos?

Mártir y santo de la antigua Roma de los césares, San Sebastián es uno de los santos más representados y reconocibles en la iconografía religiosa. Es venerado tanto por la Iglesia Católica Romana (20 de enero) como por la Ortodoxa (18 de diciembre).

Poco se sabe del joven Sebastián, aparte de que nació en una afluente familia Milanesa en el Siglo III en Galia, la provincia romana que hoy es Francia. Recibió su formación en Milán (Italia) y allí comenzó una vertiginosa carrera militar que lo llevó a Roma como Capitán en la prestigiosa Guardia Petroriana, el ejército elite para la protección personal del César.

Sebastián era Cristiano, religión aún proscrita en el Imperio Romano. Combinaba su carrera militar con la protección y auxilio secreto a otros cristianos. Fue así responsable de salvar a muchos de la muerte, de varias importantes conversiones y de hechos extraordinarios de carácter milagroso. Sin embargo, muchos de los que rescató y convirtió a la fe fueron posteriormente martirizados.

Sus obras cristianas llegaron al conocimiento del Emperador Diodeciano, gran perseguidor de los cristianos. Al enterarse que su capitán era parte del enemigo y que se negaba a rendir culto a los dioses paganos, lo acusó de ingrato y lo condenó a la muerte. Mandó a llamar a un contingente de arqueros de Mauritania (África) a modo de pelotón de fusilamiento. Cronistas de la época compararon su cuerpo con un erizo humano por la gran cantidad de flechas que le alcanzaron. De ese episodio surge la imagen icónica de un San Sebastián agónico atado a un tronco y cruzado con saetas.

Pero a pesar de este cruel suplicio, Sebastián no murió. Una mujer, posteriormente canonizada como Santa Irene, recogió su cuerpo para enterrarlo pero encontró que aún estaba con vida. Lo escondió y lo curó. De ahí surge el muy antiguo mito de que San Sebastián fue rescatado y curado por ángeles.

Su franqueza y valentía impresionó al líder, no acostumbrado a estas confrontaciones,

Aunque le instaron a huir de Roma y a protegerse, Sebastián parecía anhelar la ruta del martirio. Tiempo después interceptó al Emperador y le increpó públicamente de su crueldad contra los cristianos. Su franqueza y valentía impresionó al líder, no acostumbrado a estas confrontaciones, quien de todos modos lo mandó a matar a macanazos.

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ntonces surgió el mito. Sus restos fueron rescatados de los alcantarillados de Roma y guardados en una de las siete primeras iglesias cristianas de Roma, adquiriendo así gran prominencia como el tercer santo en el temprano mundo cristiano de Roma.

Sebastián murió a los 36 años en el año 288. Sus restos y reliquias pasaron posteriormente a Francia, donde fueron veneradas por muchos siglos. Debido a un saqueo de los enemigos calvinistas, sus restos se desperdigaron, posteriormente recuperados en fosas comunes junto a los de otros mártires. Hoy sus reliquias se encuentran en múltiples iglesias en Francia, España y en Alemania. En Ebersberg, Alemania se venera un cráneo de plata atribuido al mártir.

Este es un hombre prominente y exitoso en el Imperio Romano que lo abandona todo por su fe. Esto lo hace un nuevo tipo heroico de mártir, distante del arquetipo del predicador judío convencional,

La importancia y prominencia de San Sebastián fue crucial para la expansión de la fe católica. Representó una figura de arranque de una nueva era en la evolución histórica del cristianismo. Este es un hombre prominente y exitoso en el Imperio Romano que lo abandona todo por su fe. Esto lo hace un nuevo tipo heroico de mártir, distante del arquetipo del predicador judío convencional. Un admirable santo épico muy atractivo a una nueva y más universal feligresía europea.

Tal vez ese carácter heroico ha hecho de San Sebastián uno de los santos más prominentes en la iconografía religiosa. Pero no siempre fue así.

Las primeras imágenes de San Sebastián lo presentan como un centurión barbudo. Por ejemplo, así luce en la Basílica de San Pietro de Vincoli, donde mucha gente lo confunde con San Pedro.

Esa imagen del Siglo VII del soldado con una espada dista mucho de la imagen posterior que prevaleció: un apuesto mancebo lampiño, atado a un árbol y atravesado por varias flechas, con una misteriosa pasividad en el rostro que no encaja con el sufrimiento que sentía.

Esa enigmática imagen ha sido tema para obras de algunos de los más renombrados artistas como Rubens, Tiziano, El Greco y Botticelli, entre otros. Susan Sontag resumió su enigma visual así: “su cara nunca registra las agonías de su cuerpo, y por tanto su belleza y su dolor están eternamente divorciados uno del otro”.

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us advocaciones son variadas. A través de los años, San Sebastián ha sido protector de los moribundos, de los atletas, arqueros y albañiles, entre otros; y también ha sido invocado contra los enemigos de la religión.

Fue objeto de fuertes y angustiosas devociones durante la trágica Peste Bubónica que arrasó con la mitad de la población de Europa, tal vez por el mito de haber sobrevivido a una muerte segura. Además, en muchas imágenes de la Edad Media, la peste era simbolizada visualmente como flechas que atacaban el cuerpo.Recientes advocaciones similares se han manifestado entre pacientes terminales de SIDA, que han manifestado que la imagen de San Sebastián representa “un esplendido apresto para la muerte”.

Pero por su carácter de centurión romano, San Sebastián es mucho más conocido como el santo patrón de los militares, y por añadidura de los policías. Ahí su posible vínculo a la ya famosa calle homónima del Viejo San Juan,

Las advocaciones geográficas de San Sebastián incluyen pueblos y ciudades en España, Bélgica, Italia, Portugal, Alemania, Italia, Malta, Filipinas y nuestro San Sebastián del Pepino, que celebra anualmente el Festival de la Novilla en su onomástico.

Pero por su carácter de centurión romano, San Sebastián es mucho más conocido como el santo patrón de los militares, y por añadidura de los policías. Ahí su posible vínculo a la ya famosa calle homónima del Viejo San Juan. La Calle San Sebastián es la principal vía de conexión directa entre los dos principales fuertes de la antigua ciudad amurallada: San Felipe del Morro y el San Cristóbal. Muchas crónicas reportan que era un lugar de gran actividad militar.

Tanto así que en 1765, cuando el Mariscal Alejandro O´Reilly llegó con la encomienda de revisar las fortificaciones, encontró a gran parte de la tropa desordenada, carente de equipo, uniformes y adiestramiento, y viviendo “arranchados” y en amancebamiento a todo lo largo de la Calle San Sebastián. Sus esfuerzos por mejorar las defensas y profesionalizar al ejército dieron frutos en las posteriores defensas contra ataques extranjeros.

En otro contexto, San Sebastián es también un ícono gay, posiblemente el más antiguo. La combinación de su fornido físico, su semidesnudez, el simbolismo de su cuerpo cruzado por saetas, y su mirada enigmática y desvinculada de su tortura física, le hizo objeto en el Siglo XIX del primer culto explicito gay conocido.

Grandes figuras literarias gay como Tennessee Williams insertaron personajes de nombre Sebastián en sus novelas. Oscar Wilde, el escritor y poeta Irlandés -de por sí un ícono gay- usó el pseudónimo Sebastián Melmoth durante su exilio en Francia, justo después de ser excarcelado de su condena por indecencia. Aunque poco conocida, está advocación gay sigue viva a nivel mundial y se acrecentó más durante lo más severo de la pandemia de SIDA a fines del siglo pasado.

En síntesis, San Sebastián es muchas cosas para muchas personas. Para Puerto Rico es el emblema del fin de las navidades y del verdadero carnaval boricua. Una alegre factoría de alegrías y memorias que se repite todos los años. ¡A disfrutarlo!

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