22/03/2015


Comprobación: 3

Alerta: Un doppelgänger -copia idéntica de un humano vivo que podría anticipar su muerte- encontró a la reportera Mía Suárez y desde entonces a ella vive pegada


M

ía desahogaba todas sus dudas tocando la bocina.

-Muéveteeee, gritaba sin que nadie la escuchara desde su carro sellado por el aire acondicionado.

-Cuál es el punto de gritar si nadie puede escucharte, preguntó la pasajera o lo que resulta un sinónimo: su doble llamada Misma.

– Cuál es el punto de pegarte a mí como chicle si nadie te ha invitado, ripostó Mía.

-Para eso soy una doppelgänger.

Cuando el tránsito avanzó descubrieron la razón del tapón. Un hombre colgaba del semáforo en protesta solitaria.

-Seguro es por el IVA, dijo Mía disminuyendo la velocidad para sacarle una foto con el celular y enviarla a la redacción del periódico en el que trabaja como reportera.

-Estás causando el mismo tapón que hace poco criticabas, advirtió Misma sin apuro.

Mía la fulminó con la mirada. Bueno, creyó que lo hizo porque a Misma no la ofendían las mismas cosas que a los humanos.

-Qué dice la camisa, qué dice la camisa, exigía saber Mía mientras intentaba retratar el mensaje del protestante.

-Salvemos los venados, leyó Misma a través del cuerpo del hombre.

-Bendito pero si aquí no hay venados, otro tostao más en la calle -se quejó Mía viendo cómo se le hacía sal y agua la historia que aspiraba atrajera lectores como imán en la página web del diario- oye, ¿y cómo tú leíste las letras si él estaba de espaldas?

-Me estoy aburriendo de que no entiendas cómo soy, se quejó Misma.

-Yo también y esto me lo van a explicar quienes me trajeron a este mundo. Más les vale. Ay dios, mi vida está al revés.

En silencio llegaron a casa de los papás de Mía, el hogar de la familia hace treinta años. La reportera entró seguida de Misma.

-¿Me pueden explicar quién rayos es esta mujer que es idéntica a mí y además sabe mi vida, obra y milagros?

La madre estaba fregando en la cocina y el padre leyendo en la butaca de la sala. Ambos dejaron sus tareas para mirarla.

-¿Nena, de quién tú hablas?, preguntó el padre.

Mía miró a su lado y ahí estaba Misma, mirándolos.

-De Misma, papi. De la mujer que es idéntica a mí y me persigue. Y que -titubeó- y que está aquí ahora.

-¿Dónde mija?

-Al lado mío pa.

La madre se acercó y le dio un beso en la frente a Mía.

-¿Tienes tiempo para tomarte un té de tilo? -dijo con suavidad- uy pero qué susto, sentí que alguien pasó por aquí.

Mía vio a Misma irse. Nada más por librarse de ella aceptó el té. Cuando se cansó de ver fotos de su infancia en busca de algún rastro de Misma en ellas, decidió regresar a su apartamento. Prendió el carro y miró a su alrededor; ni rastro de Misma.

-Es mucho mejor así, pensó en voz alta, no voy a seguir espantándola toda la vida, ya entendió el mensaje.

Cuando aceleró el carro Misma abrió la puerta y en un santiamén se coló dentro. Mía la miró y luego puso el carro en marcha.

-¿No hay remedio?, resignada quiso saber.

-No lo hay.

-¿Nadie te ve?

-Pocos me ven. En realidad me ven los que me quieren ver.

-Voy a morir.

-Todos vamos a morir.

-¿Tú estás muerta?

-No llegué.

-¿A dónde?

-A la vida. Me quedé a mitad y te enviaron a ti.

-¿Hay más como nosotras?

-Eje, nosotras, ya vas entendiendo esto, contestó Misma mientras veía por el cristal del carro al hombre en protesta solitaria. Desandaban el camino antes andado.

-Adiós bellas damas, dijo coqueto colgando del poste y estirando la camiseta que gracias a la gravedad y a su volumen dejaba ver su ombligo.

-¡Pero él te vio Misma, él te vio!

-Cambia el chip Mía, tener un doppelgänger que te acompañe puede ser una aventura. Re-lá-ja-te.

*****

ILUSTRACIÓN: A.G. TORRES
*Advertencia: Pura ficción. No inspirado en la vida de nadie.

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