21/09/2014


Creatividad que paga

La música, la moda, los sabores, ¿cómo capitalizamos económicamente elementos de nuestra cultura?


T

uristas que aprenden a hacer mofongo en un restaurante, mundillo que se exporta, parajes naturales que atraen visitantes y, claro está, la música que para muchos es nuestro petróleo.

Todas están en nuestro entorno, realmente en nuestras narices, lo que quizás ha dificultado percibir sus auténticas posibilidades de exportación y, de ese modo, colaborar para paliar la crisis económica que vive la Isla.

A pensar de ese modo, revisitando lo obvio, han invitado los panelistas del Foro Internacional de Industrias Creativas (FIIC) que se celebró en Puerto Rico. En Ponce, en San Juan y en la Sultana del Oeste han discutido el tema especialistas en el mismo como son Jorge Melguizo, de Colombia, Ana Carla Fonseca, de Brasil, y Félix Manito, historiador y gestor cultural español, entre otros invitados.

En los trabajos en San Juan, celebrados en el Museo de Arte de Puerto Rico, participaron por la isla Guifre Tort, creador de Antrocket, Eddie Figueroa, diseñador industrial, y Jesús  Gómez, diseñador  de  accesorios de la línea NoTire.

El FIIC precede los eventos alusivos a Mayagüez, Capital Americana de la Cultura 2015.

Con Melguizo, periodista y consultor en gestión pública y cultura, conversamos minutos antes de presentar sus recomendaciones en Ponce. Oriundo de Medellín, éste testifica el rol vital de la cultura para rescatar dicha ciudad de la violencia que la secuestró en la década del noventa.

“En Medellín encontramos dos resistencias para que se entendiera que la cultura podía ser una herramienta de transformación. Primero en la institucionalidad cultural; el gobierno y las instituciones que veían la cultura solo como bellas artes o espectáculo y nosotros les propusimos un trabajo que además de eso estaba basado en la memoria, en la identidad, en los caminos de convivencia y en los trabajos en los barrios”, expone.

El rediseño de una conocida fiesta literaria, rebautizada como Fiesta del libro y la cultura, mandó un mensaje claro. “Convertimos esas fiestas en un punto de construcción”, recuerda, “adquirió un mayor sentido en una ciudad que estaba en crisis”.

La segunda resistencia tenía que ver con dinero. Del 0.6% del presupuesto la partida cultural alcanzó el 5% y se cuestionó “¿porqué gastar todo ese dinero en cultura?”.

“Cuando demostramos que con la cultura logramos un proyecto a favor de una mejor convivencia entendieron”, cuenta orgulloso sobre un territorio cuyos niveles de violencia fueron descendiendo y de ser un lugar “peligroso” para el turismo se ha convertido en una de los tres puntos más visitados de Colombia.

Con Puerto Rico bajo lupa, Melguizo señala “de la manera más atrevida”, dos cosas que del saque se perciben como oportunidades desaprovechadas: el tamaño del territorio isleño y la música.

Esta isla hay que entenderla como un todo, no como 78 pedacitos y más en tiempos de crisis

A su juicio, nuestro 100×35 debería propiciar “más proyectos de país y menos de ciudades”. “Se perciben pocos proyectos coordinados entre municipios aún cuando son vecinos, se nota más un aislamiento entre municipios. Esta isla hay que entenderla como un todo, no como 78 pedacitos y más en tiempos de crisis”, insiste.

Cuenta que cuando se visita La Habana cubana, “la música se te atraviesa por todas partes” y aquí su riqueza se reserva a espacios más especializados.

“Por la música es que conocemos a Puerto Rico en Latinoamérica, más que por las playas, hay un gran potencial en la creación de una industria musical y que sea algo más cotidiano en las calles. Esa riqueza musical ustedes la tienen, es un valor por aprovechar y un aspecto que compete a toda la Isla. Y lo estoy diciendo en Ponce, la tierra que le regaló al mundo a Héctor Lavoe: desperdiciar esa herencia musical es un pecado”, subraya Melguizo.

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A

na Carla Fonseca vivió la transformación de la ciudad colonial Paraty, en Brasil, la cual revivió gracias a una fiesta de libros que atrajo la atención del resto del país sureño.

Para esta asesora en cultura de la organización de Naciones Unidas es fundamental incluir diversos componentes de la sociedad y fijar metas a corto, mediano y largo plazo para que el pueblo comience a creer en la posibilidad de que la cultura transforma y aporta.

“Cualquier proceso de transformación urbana que involucra cultura no funciona si no se incluyen personas que son catalizadoras. A veces son del sector cultural, del gobierno o del sector privado y la mayoría de las veces de la sociedad civil. La transformación, de verdad, ocurre cuando tienes masa crítica y siempre debes llamar los sectores que no entraron al proceso inicial”, explica Fonseca.

Por eso deben fijarse resultados a corto plazo para no perder el ánimo, a mediano plazo porque así se sabe a dónde va a llegar la iniciativa y a largo plazo para que perdure. En esos tres ritmos logras que los procesos no sean efímeros

Por ejemplo, el gobierno puede colaborar al facilitar permisos de lugares públicos, el sector privado aporta innovación y recursos y la sociedad “el oxígeno para que sea un incendio creativo de verdad”.

“En Paraty intentó arrancar varias veces un proyecto cultural y el inicio fue difícil, la gente se desilusionaba porque casi siempre estos son procesos a largo plazo. Por eso deben fijarse resultados a corto plazo para no perder el ánimo, a mediano plazo porque así se sabe a dónde va a llegar la iniciativa y a largo plazo para que perdure. En esos tres ritmos logras que los procesos no sean efímeros”.

Fonseca, quien reconoce que proviene de un país “con mucha biodiversidad”, quedó atraída por la naturaleza isleña. “En cualquier punto de cualquier carretera ves riqueza de tonos verde, azules, los coquíes cantan y están tan acostumbrados a tener esta maravilla que no se dan cuenta de las posibilidades que tiene”, dice aludiendo a una industria del turismo más especializada.

Ésta coincide, al igual que sus colegas, en que es “súperevidente” que la música que producimos no se ha aprovechado.

“No solo la salsa, es el hablar de la gente, aquí todo es muy musical”, sostiene Fonseca, “y se puede desarrollar una cadena más vuelta al impacto económico de la música. Cuando se da un empuje a un sector cualquiera por lo general se favorece a los de la punta de la cadena, a los más visibles o los más capacitados pero cuando ves la cadena entera notas la pequeñas cosas; el que organiza el evento musical, el que edita, y eso es muy importante para países con retos como los nuestros”.

Igual le parece meritorio rescatar la tradición de la producción del café local en tiempos de mayor interés mundial por el café gourmet.

“Noté que hay una diáspora muy grande y yo preguntaba si la gente tiene la intención de volver y escuché cosas dispares que me parecen todas correctas. Si queremos que ese vínculo no se pierda debemos invertir en mantener los lazos abiertos y no hay lazo mejor que la cultura”, culminó Fosenca.

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