1- RUTA 66 Goodnight Sweet Blues (1961)
Uno de los grandes episodios de esta serie que duró de 1960 a 1964 y estuvo repleta de grandes capítulos, esta vez contando con la actuación invitada del legendario actor puertorriqueño Juano Hernández. Ethel Waters, entretanto, quien ya había ganado un Oscar como actriz de reparto en 1949, obtuvo un Emmy por este papel, el primero ganado por una actriz negra. Como suele ocurrir en Ruta 66, el episodio fue filmado completamente en los escenarios naturales -Pittsburgh-, y muchos de los extras que aparecen en el mismo, incluso los que tienen partes habladas, son gente de la comunidad. No en balde se ha dicho que una de las grandezas de la serie es que dejó plasmado para la posteridad un retrato de cómo eran los Estados Unidos de entonces, cuando aún existían marcadas diferencias regionales “y no había un McDonald’s en cada pueblo”.
En este caso, con la excepción de Hernández, quien simula tocar el trombón, los demás miembros de la banda era reconocidos músicos de jazz de la época y, también como suele ocurrir en esta serie, los dos protagonistas asumen una función secundaria, dejando que los invitados carguen con la trama. Entre los aspectos que más impresionan es la fortaleza con la que casi todos -tanto músicos como los personajes principales- reaccionan ante la muerte de la cantante, en una escena que, mal llevada, pudo haberse convertido en un festival de lloriqueos.
2- DANGER MAN Someone is Liable to Get Hurt (1966)
Incluyo aquí este único link de uno de los últimos episodios de esta serie británica de espionaje protagonizada por Patrick McGoohan, a pesar de que aparece con el título equivocado y en una versión bastante oscura y reducida por varios minutos, solo porque contiene la curiosidad de presentar unas vistas de El Morro al comienzo y al final del mismo, simulando ser la fortaleza que protege la isla secreta en la que se refugia una banda de contrabandistas de armas. Danger Man, de hecho, se originó en 1960 como una serie de 30 minutos de duración, en la que McGoohan, nacido en Nueva York pero criado y desarrollado como actor en Inglaterra, hacía el papel de un agente secreto que operaba para la OTAN. En 1964 la serie fue resucitada con 60 minutos de duración y se extendió hasta 1968, con el personaje de “John Drake” convertido ahora en agente del M9, el servicio secreto inglés. En el interín, McGoohan, quien a la sazón se le consideraba el actor mejor pagado de la televisión británica, había rechazado una oferta para convertirse en “James Bond”, papel que eventualmente obtuvo Sean Connery. Aunque su personaje era similar, las diferencias eran marcadas, a pedido del propio McGoohan: “John Drake” no usaba pistolas, por ejemplo, y se valía de los puños únicamente cuando no le bastaba su astucia o, en efecto, su ‘inteligencia’.
Y, al contrario de Bond, Drake nunca apareció teniendo algún romance o incluso besando a alguna mujer durante los 86 episodios que duró la serie: “¿Qué van a pensar los niños que ven el programa si me ven besando a una mujer distinta cada semana?”, comentaría McGoohan en una ocasión. Aunque fue revivida en gran medida gracias a la popularidad de las películas de James Bond y rebautizada como Secret Agent para el mercado estadounidense, donde se convirtió en un hit la canción tema Secret Agent Man, de Johnny Rivers, la serie precedió a James Bond con el uso de artefactos de espionaje -cámaras diminutas y grabadoras escondidas dentro de encendedores, por ejemplo- y hasta en la forma en que McGoohan se presentaba diciendo “mi nombre es Drake, John Drake”, una presentación que parece haber influenciado el “My name is Bond, James Bond”.
Pero en realidad enfocaba con mucho más realismo el mundo del espionaje en plena guerra fría, con un personaje que muchas veces resentía o hasta discutía algunas de las instrucciones más cuestionables de sus superiores.
Ah, y los libretos son extraordinarios, creados en gran medida por Ralph Smart, quien había tenido experiencia en el mundo del espionaje durante la segunda guerra mundial.
Poco después de este episodio, McGoohan decide abortar una temporada adicional de la serie y convence a sus productores para la filmación de The Prisoner (1967-68), la enigmática y fantasiosa serie que narra lo que le ocurre a un espía cuando, hastiado, trata de abandonar su profesión. Allí, McGoohan no solo fue el protagonista, sino el creador absoluto, dirigiendo varios episodios y hasta componiendo el tema musical que introduce cada programa.
3- COMBAT! Hills Are For Heroes, 1 y 2 (1966)
Durante cinco años, desde 1962 hasta 1967, Combate, protagonizada por Vic Morrow como el sargento Chip Saunders y Rick Jason como el teniente Hanley, narró las aventuras y desventuras de un pequeño pelotón de soldados norteamericanos mientras se adentraba en Francia en la Segunda Guerra Mundial. Fue un éxito tanto de la crítica como de teleaudiencia y una sensación entre los muchachitos de la época, que se ponían el casco camuflado y empuñaban la metralleta recortada del lacónico y heroico “Sargento Saunders” y repetían hasta la saciedad la jerga ajedrecista que usaban los operadores de radio para comunicarse entre sí: “Alfil blanco, aquí jaque mate rey dos”.
Pero fue cancelada luego de su quinta temporada -y única filmada en color- más que nada como consecuencia de la intensa campaña gubernamental contra la violencia en la televisión. Sus fuertes fueron el realismo -los actores regulares fueron sometidos durante una semana a un intenso entrenamiento de combate terrestre antes de comenzar la serie- y unos sólidos libretos que desarrollaban la personalidad de los personajes.
Y siempre me impresionó el hecho de que cuando ponía a soldados nazis o a civiles franceses en escena, estos hablaban en su idioma, a menudo por bastante tiempo, sin usar traducciones ni subtítulos en inglés. En fin, por Combate desfilaron numerosos directores que luego triunfarían en el cine, tales como Robert Altman (Mash, 10 episodios) y Richard Donner (Superman, Lethal Weapon), pero Morrow también dirigió siete, incluyendo este doble episodio en el que se describe un ataque extraordinariamente cruento en el cual el pelotón sufre graves bajas para tomar una colina fuertemente custodiada por los alemanes solo para escuchar después cómo el alto mando la descartaba por inservible y le ordenaba seguir a su próximo blanco. Jason una vez catalogó a Morrow de “director magistral” y consideró que Hills Are For Heroes “es una de las mejores películas anti bélicas que yo haya visto jamás”.
4- MAVERICK Shady Deal at Sunny Acres (1958)
Lamentablemente, el episodio completo no está en YouTube, pero se trata de uno de los clásicos de esta innovadora serie del oeste que se extendió de 1957 a 1962 y que probablemente originó el género que luego se conocería como ‘dramedy’, al mezclar el drama con la comedia. En el episodio, que ha sido comparado a la célebre película The Sting que se filmaría una década más tarde, Brett Maverick, el jugador de póquer profesional interpretado con su singular picardía por James Garner, se sienta pacientemente a esculpir un pedazo de madera frente a su hotel luego de decirle a todo el mundo que de alguna forma recuperaría los $15,000 que le había quitado mediante una jugarreta legal el banquero interpretado por John Dehner, quien se pone cada vez más nervioso al verlo siempre allí. La realidad es que ya Maverick había movilizado a una tropa completa de asociados, incluyendo a su hermano Bart, en un elaborado plan que a la larga engatusaría a Dehner y le permitiría recobrar su dinero.
http://strangerintown.podcastpeople.com/posts/52877
5- NAKED CITY Prime of Life (1963)
“Hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda. Esta ha sido una de ellas”. Así, la voz del narrador concluía cada episodio de Naked City. Escrito por Stirling Silliphant, este episodio de la cuarta y última temporada de la magistral serie policiaca donde hicieron algunas de sus primeras presentaciones actores como Dustin Hoffman, Robert Redford, Peter Fonda, Robert Duvall, Martin Sheen y muchos más salidos de las ricas canteras del teatro y las escuelas de actuación neoyorquinas, es considerado por el crítico Stephen Bowie como uno de los mejores de la historia de la televisión.
En el mismo, el oficial policiaco Adam Flint, uno de los protagonistas, recibe una invitación para asistir a la ejecución de un criminal que él había ayudado a arrestar. Aunque la idea no le atrae, su jefe le ordena que vaya, para que comprenda en toda su profundidad las ramificaciones de su trabajo. Y entonces el televidente presencia junto a él, con una creciente sensación claustrofóbica, todo el proceso, acompañado constantemente por los pensamientos de Flint, quien medita sobre la vida y la muerte y todos los puntos intermedios mientras que, junto a un puñado de hombres -incluyendo a Gene Hackman en el papel de un nervioso periodista que también preferiría estar en cualquier otro sitio-, ve cómo matan a un hombre que, pese a ser un asesino inmisericorde y arrogante hasta el final, a fin de cuentas, estaría en el esplendor de su vida (Prime of life).
6- EAST SIDE, WEST SIDE The Sinner (1964)
También ambientada y en gran medida filmada en las calles de Nueva York, la serie, exitosa con los críticos pero desastrosa en los ‘ratings’, trata sobre las experiencias de un trabajador social -interpretado por el gran George C. Scott- , y con un realismo a veces agobiante explora los temas que podían esperarse: el alcoholismo, la falta de trabajo, la prostitución. En este episodio de la serie que apenas duró un año y que comienza típicamente con tomas de un grupo de niños jugando en un callejón neoyorquino lleno de zafacones de metal, Scott se ve obligado a atender, por quejas de los vecinos, el caso de una joven madre que es prostituta, a quien poco a poco va conociendo y enterándose de su desgracia. Al final, sin embargo, aunque se percata de que ella triunfa en lo que en realidad importa -es una buena madre- él se ve obligado a retirarle la hija bebé que era la única razón de ser para su existencia.
7- GUNSMOKE With a Smile (1963)
Uno de los episodios más legendarios de Gunsmoke (La ley revólver) con un magnífico libreto de John Meeston: el actor invitado James Best interpreta a “Dal Creed”, el arrogante y abusivo y cobardón hijo de un ranchero adinerado que está acostumbrado a que su padre le ayude cada vez que entra en problemas. Incluso cuando mata a alguien, lo hallan culpable de asesinato y lo condenan a la horca, está seguro de que su padre, que al principio creía que había sido condenado injustamente, le salvará el pellejo. Sin embargo, cuando su padre se convence de que en efecto su hijo es culpable, su mayor preocupación es que éste le abochorne comportándose como un cobarde en el momento de su ejecución. Así, se pone de acuerdo con el sheriff que supervisará el ahorcamiento y ambos le hacen creer a su hijo que la horca está arreglada y que nadie se percatará de que saldrá ileso del acto. Convencido, “Dal” entonces se comporta con su arrogancia habitual en el patíbulo, incluso sonriendo y bromeando con su verdugo, haciéndole creer a todo el mundo que es uno de los hombres más valientes del mundo, complaciendo así a su padre cuando este le ve morir “con una sonrisa” (With a Smile).
8- THE FUGITIVE The Judgement, 1 y 2 (1967)
Luego de pasarse huyendo durante cuatro años, el doctor “Richard Kimble”, magníficamente interpretado por David Janssen, finalmente pudo dejar de correr en el capítulo final de la serie, separado en dos partes. En la segunda de ellas, Kimble finalmente logra darle caza al manco que siempre él había insistido que había visto huir de su casa el día en que halló a su esposa muerta, logrando así probar su inocencia al incansable teniente “Gerard”, quien se había obsesionado con su captura. La serie fue creada por Roy Huggins, quien antes había sido también el creador de Maverick, y se ha especulado que el concepto estuvo inspirado por Los Miserables, de Víctor Hugo, desempeñando Kimble el rol de “Jean Valjean” y Gerard, como de cierta manera refleja su apellido, el del incansable inspector “Javert”, también obsesionado por su captura.
Como sea, fue otra serie que, como Ruta 66, permitió que su protagonista se desplazara por todo tipo de escenario, siempre bajo un nombre ficticio y topándose con todo tipo de situación sin poder quedarse nunca en un mismo sitio por temor a ser descubierto.
Fue también una de las primeras series en tener un desenlace –Ruta 66 se le había adelantado en 1964 cuando uno de sus protagonistas decidió casarse y dejar la carretera- y el episodio final de The Judgement fue el programa de mayor audiencia en la historia de la televisión hasta entonces, siendo visto en más de 25 millones de hogares, más del 45% de los televisores y más de 78 millones de personas, marcas que luego serían superadas por los episodios finales de Dallas y Mash, respectivamente.
Un último comentario: existen dos versiones de la última escena del episodio final, una de las cuales al parecer solo se proyectó en Canadá: Kimble estrecha la mano de Gerard luego de que se comprueba su inocencia; en la otra… rehúsa hacerlo.
9- OUTER LIMITS Demon with a Glass Hand (1964)
Youtube desgraciadamente tampoco contiene la versión completa de este famoso episodio de la que algunos -incluyendo a Stephen King- consideran todavía la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. El episodio está basado en un libreto del novelista de ciencia ficción Harlan Ellison, quien también escribiría después el libreto de otro episodio, The Soldier, y conseguiría que James Cameron lo indemnizara y accediera a reconocer su autoría en los créditos de su película The Terminator luego de que este admitiera en una entrevista que se había inspirado por ambos libretos, con tramas en las que personajes bélicos del futuro regresaban al Siglo XX para alterar el rumbo de la historia.
De paso, el edificio usado en gran parte de este episodio fue el ya para entonces abandonado edificio Bradbury, de Los Angeles, que años después también sería utilizado en las famosas escenas culminantes de Blade Runner. Al igual que Twilight Zone, Outer Limits era una antología de historias en vez de una serie con programas recurrentes, pero su duración era de una hora y tenía un énfasis mucho mayor en la ciencia ficción ‘dura’ y especulativa. Sin embargo, solo duró dos temporadas (1963-64) y decayó grandemente en la segunda luego de que renunciara su productor, Joseph Stefano, al parecer frustrado por la insistencia de la telecadena de que bajara el tono intelectual de los libretos y aumentara la presencia de ‘monstruos’.
Durante ese primer año, sin embargo, la serie se encargó de afectarle el sueño a toda una generación de televidentes con su tenebrosa combinación de grandes libretos, su singular estilo de filmación inspirado por el film noir y el expresionismo alemán -lleno de claroscuros y tomas ladeadas- y el ennervante fondo musical de Dominic Frontiere. Ah, y Outer Limits contó también con una de las presentaciones más famosas de la historia de la televisión, luego repetida en la nueva versión de la serie cuando ésta fue revivida por Showtime en los años noventa:
Solo fue comparable, en su época, con la famosa introducción de Ben Casey:
Y la de Twilight Zone:
10- 12 O’CLOCK HIGH Sound of Distant Thunder (1964)
La otra gran serie bélica de la época -luego de Combate– fue esta que duró dos temporadas y media y debe su nombre a la jerga que usan los pilotos para comunicar rápidamente lo que están viendo, especialmente cazas enemigos: 12 O’Clock High es algo que está directamente arriba, como el 12 en la esfera del reloj. Conocida como Comando Aéreo en español, la serie se basa en la laureada película protagonizada por Gregory Peck en 1949, la cual estaba basada a su vez en una novela inspirada por un personaje verídico. En la primera temporada de la serie, Robert Lansing interpretó al protagonista, el general “Frank Savage”, el director de escuadrón que muchas veces rehusaba quedarse en su oficina y a menudo volaba en las misiones de bombardeo con su flota de B-17, siempre en vuelos desde Inglaterra hasta puntos estratégicos en Alemania.
En vez de enfatizar la acción, la aventura y los tiros, tanto la película como la serie recalcaban los aspectos sicológicos: el miedo, las rivalidades entre pilotos, las dudas de los oficiales luego de enviar sus hombres a una muerte casi segura. Por lo menos eso fue en su primera temporada, cuando ABC transmitía la serie a las 10 p.m. Para la segunda, la telecadena quiso buscar más acción y la movió para las 8:00 p.m., decidiendo también que necesitaba un protagonista que fuera un poco menos serio y un poco más juvenil.
Lo halló en Paul Burke, antes de Naked City, quien, irónicamente, era cuatro años mayor que Lansing. Lansing, a su vez, rechazó un ofrecimiento para permanecer como un personaje secundario, aduciendo que no le gustaba el giro de pura acción que querían darle a la serie, así que prontamente su personaje con todo y avión fue derribado del cielo en el primer capítulo de la segunda temporada. En este episodio, un juvenil Peter Fonda hace de un campesino ingenuo que posee un enorme talento como bombardero -el hombre que traza la ruta y oprime el botón para soltar las bombas- y que no piensa en las consecuencias de su trabajo hasta que un día se enamora de una joven inglesa que trabaja en un pub londinense y atraviesa junto a ella por la experiencia de un bombardeo nocturno a mano de los alemanes.
Último señalamiento
Habrá quien cuestione la ausencia de algunas series que fueron extremadamente populares durante estos años, y mencionaré las razones para excluir a dos de ellas: Bonanza (1959-73) fue la segunda serie de vaqueros más larga de todos los tiempos, al extenderse por 14 años, y también una de las más populares, pero comparto la opinión de muchos al no poder tragarme algunos de sus puntos característicos; su filmación casi exclusivamente dentro de un estudio, con sus intensos colores technicolor estilo Disney y la esa vestimenta de todos los actores que parecía venir directamente del laundry, su actuación exagerada, calculada para causar gracia y resultarle cute al televidente, y sus libretos predecibles. De hecho, Pernell Roberts, un actor con sólido bagaje teatral que al principio representó al hijo mayor de “Ben Cartwright”, “Adam”, abandonó la serie después de seis temporadas, hastiado precisamente del tono ‘simplista y banal’ de la serie.
Otro gran ausente, naturalmente, es Twilight Zone (Dimensión Desconocida) (1959-64), pero por la razón opuesta: se trata de una serie clásica que constantemente sigue apareciendo en la televisión, por lo que no hay ninguna necesidad de reseñarla en detalle en un artículo cuyo fin es ayudar a sacar del olvido a muchas series que parecen haber caído, precisamente, en la dimensión desconocida.
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