o menos que un mago desea es que su audiencia descubra la mecánica de su truco. Y en tiempos de poca sorpresa, ante una realidad aplastante, el antes, el durante y el después del truco ya está leído.
“Todo el mundo tiene un truco, y una cosa que nos ha pasado ahora es que la ilusión del truco se acabó así que vemos cómo se hizo y qué estaba detrás, se le ve la costura”, opina el artista Carlos Dávila Rinaldi a quien este tema lo activó. Lo que piensa sobre nuestra realidad social, económica y política actual fue a parar a un grupo de lienzos reunidos en la muestra Magicians, Hypnotist & Other Acts abierta al público en Arte@Plaza, espacio ubicado en el pasillo que lleva de JcPenneys a Macy’s, segundo piso, en Plaza Las Américas.
Lienzos en gran formato, ejecutados en acrílico, muestran coloridos momentos de la escena circense. Eso percibes a primera vista. Con más tiempo, descubres lo que en realidad significan muchos de los trucos y cómo nos retratan.
“Lo que te puede sorprender es lo que está debajo de todo eso”, expresa sobre su propuesta Dávila Rinaldi, “el tema lo estoy usando como un vehículo para crear un diálogo. Si ves más profundo, dentro de todas las pinturas hay un mensaje -a veces más claro, a veces más nublado- de una situación. Estoy hablando de la economía de la isla, de lo que ha pasado con las finanzas, con la gente que tenía chavos y ahora no tiene, estoy hablando de los líderes políticos y de cómo nos tratan a los boricuas”.
El artista se basó en los llamativos carteles para anunciar los futuros actos especiales en el circo. “Por eso, en primera instancia, la exposición es atractiva y colorida. Cuando empiezas a indagar ves que hay otras cositas envueltas, es como un desvío y algunos, they don’t care, y otros hasta me preguntan si el que sale en la obra es Fulano de tal”.
No sé si cada diez años tengo que decir algo pero ahora me llegó el momento de quejarme y lo hice
Dávila Rinaldi suele trabajar el arte abstracto, habla con líneas y formas indefinidas. Pero cuando quiere desahogarse, recurre al trabajo figurativo. Caras que son caras, cuerpos que son cuerpos y acciones que evidencian justo lo que le incomoda.
“Cuando miro para atrás en mi carrera parece que es algo cíclico”, sostiene el artista que además se ha destacado en el campo publicitario.
“En los noventa hice una exposición de contenido sociopolítico y estaba la crítica social, en los 2000 otra vez hice lo mismo. No sé si cada diez años tengo que decir algo pero ahora me llegó el momento de quejarme y lo hice. Es como si me lo sacara del sistema y me quedo tranquilo. Yo estaba intranquilo, quería hablar”, dice sobre las obras trabajadas todas este año.
Y habló con la esperanza de llegar a una audiencia a la que no le interesan las noticias ni en la radio, la televisión, el periódico o la Internet. “Así también te llega la noticia”, dice sobre la muestra.
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El local que ocupa Arte@Plaza resultó ideal para decir desde sus lienzos en Magicians, Hypnotist & Other Acts. Allí cuelgan los trabajos trabajados con acrílico “y una brea de acrílico que se pone bien viscosa, empieza a coger cuerpo y queda chévere”.
“Me gusta el exposure a la masa. A veces me siento al frente (de la sala) a tomarme un cafecito y veo cómo las personas entran y se quedan mirando las obras, cómo se quedan un rato hablando; me gusta capturar la atención de los viejos y de los jóvenes por igual. En verdad el premio más grande han sido los comentarios y cómo han leído y entendido el trabajo”.
Que tan evidente resulte el engaño y el truco entre los espectadores puede ser un tanto triste. El puertorriqueño sabe que muchas figuras de autoridad lo han traicionado. “Sí, es triste, pero también hay que ver qué podemos hacer juntos para movernos en una dirección más correcta”.
Trukus purla mangus es una de las obras que más llama la atención no solo por su sugerente título -costumbre de Dávila Rinaldi- sino además por la cantidad de “cosas” que caben en la manga y descienden de ella.
“Ahí está todo lo que te puedes imaginar que sale de la manga pero hay más todavía, siempre hay más”, asegura, “yo, como fluctúo entre el inglés y el español, hasta incluyo un pedazo de bizcocho pensando en el refrán gringo ‘Have your cake and eat it, too’. De la manga salen cosas legales e ilegales y arriba hay una flor de las que disparan agua, como las que usan los payasos”.
En ese mundo del alegre circo todos saben de dónde vienen aunque a veces no saben a dónde van. Es el caso de la pieza Carne de cañó,n en la que un hombre es disparado. En su muñeca tiene una pulsera artesanal con la monoestrellada, reflejo “de mi humor negro”. Esta obra, según Dávila Rinaldi, bien podría ser la secuela de otra creada anteriormente, Esa mancha e plátano no la quita nadie: La Gringomatics (1998), que integra la colección del Museo de Arte de Puerto Rico.
“A nosotros nos tiran con tó o nos tiran hacia donde sea, ese es el uso y costumbre. ‘Ahora vamos a darles esto, ahora les vamos a subir esto, ahora tienen que pagar esto’. Es de mucho simbolismo”.
Dávila reconoce que ya retornó a su labor abstracta “y estoy trabajando unas cositas que a lo mejor tienen raíces en años pasados”.
Pero con el “temita” de esta exposición, que vuelve y sale en la conversación, no ha terminado. Hay truco para largo.
“No voy a parar porque me provoca. Una vez empiezas te siguen viniendo más ideas y las tengo que poner en el lienzo. Digamos que estoy como los peleadores, que tienen que coger un descanso pero ya mismo vuelvo a entrenar”.
Si cada cual debe aportar para alertar al pueblo sobre lo que hemos vivido y lo que no debemos repetir en nuestra historia, como artista Dávila Rinaldi hace lo que le corresponde con Magicians, Hypnotist & Other Acts.
“Me he desahogado, claro que sí, he dormido hasta mejor en estos días”, acepta entre risas para terminar.
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