19/02/2016


La Llamarada ya es película

27 años tenía Enrique Laguerre cuando escribió su obra maestra, La Llamarada, que con las actuaciones de Ángela Meyer, Braulio Castillo y Ernesto J. Concepción, entre otros, llega al cine televisivo


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eguro que estos dos nombres te suenan familiares: Juan Antonio Borrás y Segundo Marte. El primero era el joven agrónomo de una hacienda que le suplía caña a la Central Coloso y el segundo era el obrero socialista que no se quedaba de brazos cruzados ante la explotación común entre los trabajadores de la caña que se vivía en la década del 30. Ambos personajes fueron creados por el ingenio de Enrique Laguerre para su novela, La Llamarada, que ahora llega al cine televisivo como misión del Programa Dramático para Televisión Lucy Boscana de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública (WIPR).

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Ernesto J. Concepción y Braulio Castillo, respectivamente, encarnan ambos personajes como parte de un elenco que además integran Ángela Meyer, Junior Álvarez, Francisco Capó y Soledad Calero, entre otros. El trabajo ya fue estrenado y proyectado en varias tandas a estudiantes de escuelas públicas del país en la Sala Jesús María Sanromá del Teatro Bertita y Guillermo L. Martínez, del Conservatorio de Música de Puerto Rico situado en Miramar. La adaptación del texto recayó en el dramaturgo Roberto Ramos Perea.

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Angela Meyer en una escena junto a Ernesto J. Concepción y Junior Álvarez.

Laguerre nació en Moca en el 1905 y vivió hasta el año 2005. Atestiguó el ocaso de la industria cafetalera y azucarera, las luchas en pro de nuestra independencia, el desarrollo de nuestras letras, instituciones educativas y el camino que como pueblo transitamos para llegar a este siglo. Mucho de ello lo narró en novelas como La Llamarada. La escribió a sus 27 años y aunque supo de primera mano el impacto que tuvo en miles de estudiantes del sistema público de enseñanza a los que se le asignó el texto, le faltó comprobar su llegada al cine televisivo de la mano del Programa Dramático para Televisión Lucy Boscana.

“La filmación y exhibición de La Llamarada reafirma el compromiso de la CPRDP y WIPR de proveer a nuestro país y a nuestros estudiantes programación educativa, informativa y entretenida que refleje nuestra cultura y valores”, expresó Cecille Blondet, presidenta de la CPRDP y productora general de este proyecto durante su estreno.

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La Llamarada parte de hechos verídicos y el palacete Los Moreau, en donde ubicó la acción el autor, aún recibe visitantes. Las posturas del agrónomo Borrás y del obrero Marte enfrentarán posiciones ante la crisis laboral y social que en los cañaverales y las centrales se vivía, y las llevará al límite. El fuego, tantas veces imaginado por sus lectores, es una de las escenas más esperadas de la película que fue filmada en Aguada, Moca, Caguas y Ponce.

Según información difundida por la emisora pública, la versión cinematográfica comienza en el año 1933, en el oeste de Puerto Rico, cuando los emporios azucareros ya habían comprado gran parte de los terrenos de los pequeños latifundistas para alimentar las grandes centrales que sostenían la industria del ron y del azúcar.

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Entre técnicos y actores, más de 190 profesionales participaron en el rodaje, que requirió una inversión de unos $300 mil, así como la adquisición de nuevas cámaras y equipos de alta definición para garantizar valores de producción de calidad mundial, apta para el disfrute del mercado local y del extranjero.

Además de la colaboración de los municipios donde fue filmada, la producción de La Llamarada contó con el apoyo del Cuerpo de Bomberos, el Fideicomiso de Conservación, el Departamento de Agricultura y su Autoridad de Tierras y la Fundación Enrique Laguerre.

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Francisco Capó.

Laguerre, que más tarde escribiría otro clásico de nuestra literatura, La resaca, fue maestro, administrador de centrales, escribano de pueblo y llegó a ser catedrático universitario. Nuestra transición hacia la modernidad fue influencia constante en sus trabajos literarios, en su dramaturgia y en sus columnas periodísticas. Su obra es considerada representativa de toda América Latina, lo que impulsó su nominación al Premio Nobel de Literatura.

Ahora, desde la modernidad de este siglo, una nueva generación de boricuas saluda a La Llamarada.

 

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