ue un mariachi en México haya incluido en su repertorio clásico una canción escrita en esta década -que de paso fue el tema de una telenovela-, no es cosa de todos los días. Semejante logro lo denominan un “standard” y el puertorriqueño Yoel Henríquez posee uno: el tema Amarte a la antigua, que Pedro Fernández interpretó en la novela Hasta que el dinero nos separe y que compuso junto a Paco Lugo.
“Sí, esa sería una de las metas de un compositor, que por lo menos una canción suya se conozca mundialmente y la traduzcan. Pero cada vez es más difícil y muchas veces el bad trip es que ni te enteras”, cuenta entre risas Henríquez desde Miami, donde hace quince años reside.
Amarte a la antigua le valió un Premio Grammy en el 2010 y la sensación que anticipa la noche de premiación es más que conocida para el compositor. A finales del pasado mes de septiembre, su esposa lo despertó temprano para anunciarle que Cambio de piel, interpretada por Marc Anthony y escrita por Henríquez en conjunto con Julio Reyes Copello, lo llevaba otra vez a competir por el galardón en el renglón de Canción del año. Es la novena vez corrida que Henríquez es nominado, ya sea en solitario o como integrante de una dupla creativa.
“La escribí el año pasado con Julio pensando en Marc, sabíamos que estaba buscando canciones para su nuevo disco”, explica, “él había sido productor de su disco anterior y tuvimos la suerte de que esa canción la agarró de la primera”.
Componer pensando en Marc significa tener la certeza de que las letras serán interpretadas con pasión. “Vivir es poco típico en Marc porque él siempre tiene un drama en sus canciones. Cambio de piel es mucho más Marc en ese sentido. Para el compositor, Marc Anthony es como un sueño de intérprete”, puntualiza.
Henríquez lamenta que aunque su nombre aparece con frecuencia en las nominaciones a los Premios Grammy, en la Isla mucha gente desconoce que es boricua. “Esa piedrita te la voy a tirar al lado de allá”, dice, “anuncian los puertorriqueños nominados al Grammy y casi nunca me incluyen. Pero, ¿qué voy a hacer?”.
Vive en la ciudad sede de la música latina, donde “se toman las decisiones” en torno a las carreras de estrellas y de desconocidos que añoran serlo, de modo que ser nominado “siempre añade algo a tu carrera porque es el premio más prestigioso que tiene la industria”. “Aunque no cambias mucho, yo me levanto, trabajo y ya”.
Por falta de tiempo, afirma, no puede trabajar todo lo que quiere junto a nuevas voces pero aún así le complace haber colaborado con artistas jóvenes. “Hace unas semanas trabajé con Christian Pagán, a Juan Vélez le produje la mitad de su disco pasado y con Ana Isabelle trabajé varias cosas como su tema Mi One and Only“, enumera.
Hoy día todo el mundo se roba la música en lugar de pagarla, aunque sea por 99 centavos en iTunes, así que las disqueras se lo piensan muchísimo
La industria musical lo piensa dos veces antes de apostar por un nuevo talento porque ante la falta de compra masiva de la producción discográfica, como era la norma en otras épocas, recuperar la inversión económica es cuesta arriba. Esto hace la vida difícil no solo al que canta sino además al que produce, compone o arregla.
“Hoy día todo el mundo se roba la música en lugar de pagarla, aunque sea por 99 centavos en iTunes”, declara, “así que las disqueras se lo piensan muchísimo. Tengo la suerte, y agradezco, que todavía vivo de esto pero así habíamos muchos cuando empecé en los noventa y hoy trabajan en otra cosa. Antes se tenía un buen nivel de vida con la canción siete de un disco pero hoy día hay que hacer hits que suenen en la radio que es lo que todavía paga. El círculo de compositores se ha reducido y la presión porque la canción sea un hit ha aumentado”.
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Cuando se fue a Miami el oído musical de Henríquez no se alteró pero su noción del mundo sí puesto que “uno se salpica de culturas diferentes, de otras maneras de pensar, de otras opiniones”.
El compositor estudió Publicidad en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y a dicha industria creativa le dedicó una década de labor. Fue justo ese trabajo el que lo llevó a Miami. Pero era músico y seguía siéndolo.
“En principio quise ser cantante pero fui cauteloso en tener una segunda profesión”, expone, “la música era mi sueño y comencé como cantante lo que evolucionó a la composición para otros cantantes. Así pude vivir de esto, tengo un estudio personal para componer cosas básicas en casa pero para una cosa más grande me voy a otra parte”.
En todas las etapas de su carrera Henríquez contesta esta pregunta con la misma respuesta. “Mi mentor fue Rafy Monclova”, señala, “cuando yo no sabía nada de esto y era solamente un aspirante al que le gustaba la música, él me enseñó los fundamentos y el detalle de la composición. De él aprendí este oficio”.
El camino trajo otros maestros como el panameño Omar Alfanno, “que me dio la mano para entrar al mercado de la composición” y el cubano Jorge Luis Piloto a quien define como “una enciclopedia ambulante”.
Ser compositor es estar tú con tus ideas y tienes que saber controlar tus emociones
Su ritmo de trabajo ha evolucionado con el tiempo pero señala la disciplina como el denominador común para que toda su vida suene bien. En una carrera sin horarios fijos, con avisos dispersos de que tal cantante busca canciones y con la convicción de la que musa no se espera sino que se busca, Henríquez tiene claro qué debe hacer para mantenerse productivo.
“Las primeras treinta canciones que me grabaron las hice solo y era un trabajo muy solitario. Ahora hago colaboraciones y las disfruto. Ser compositor es estar tú con tus ideas y tienes que saber controlar tus emociones”.
“Si no me sale nada en un día de trabajo porque las emociones no están donde deben estar, fue un día improductivo. Muchas veces la musa hay que despertarla, darle dos galletas para que llegue”, reflexiona.
Ahora termina un disco en el que cantará “solo para darme el gusto de hacerlo”. Incluirá canciones de su autoría que otras voces han convertido en éxitos.
“Siempre lo quise hacer, ya está en proceso de comenzar a mezclarse y va a tener cinco canciones mías conocidas con otras versiones”, dice.
Si nos quedara poco tiempo, cantada por Chayanne y escrita junto con Rafael Esparza es una de ellas. Día tras día, que interpretó Andrés Cepeda y escribió junto a Jorge Luis Piloto es otra. No faltará Un amor para la historia, éxito de Gilberto Santarrosa, Toma mi vida, que cantaron a dúo Milly Quezada y Juan Luis Guerra y que junto a Alex Cuba le mereció un premio Grammy en el 2012 a Henríquez y Amarte a la antigua, escrita con Paco Lugo y ganadora de Grammy en el 2010.
“Este es mi sueño”, insiste en torno al disco.
Es tiempo de cumplirlo.
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