reo que por más que lo busque no lo encontrará: un@ puertorriqueñ@ que no pueda tararear una canción de salsa.
No será de la actual lista de éxitos, no la cantará en el tono correcto, ni con la chispa requerida, mucho menos la sabrá completa pero le dirá que recuerda aquella de un sordo que se llamaba Perico y estaba en el medio de la vía o esa que dice algo de las caras lindas de mi gente negra. Saben que al timbalero hay que darle más timbal y que un verano en Nueva York bien merece una canción. Los ponceños aprenden de pequeños que “después te llevo pa’ Ponce, a la casa de doña Monse” y, todos, que es más fácil pedir perdón que pedir permiso.
Quizá no escuchas salsa en la radio, quizá ocupa una cuarta parte de la música en tu iPod pero cuando vas a una fiesta, a un evento masivo o a la playa sabes que es la banda sonora en la vida del boricua. Con mucha más competencia de géneros musicales -la bachata y el reguetón, por ejemplo- aún en muchos Senior Proms del país suena la salsa como requisito.
Lejos de los clásicos -que a ese pedestal arribaron por el ingenio conque narraban experiencias cotidianas como el amor, los dilemas sociales o hasta jocosos y sus arreglos musicales que complacían al bailador- la salsa que hoy se compone cuenta la vida en este siglo.
“La diversidad en las letras es sólida aunque por la globalización ha mermado (lo que se escucha) porque hay cadenas de radio que se han unido así que hay menos espacios para sonar”, afirma Richie Viera, historiador, productor y compositor de salsa, “hoy se están cantando canciones de amor puesto que hay un mercado bien fuerte para eso en Panamá, Colombia y Venezuela con un público que empieza en los doce años de edad; eso no se veía antes”.
Ese segmento internacional lo mantienen en la mira tanto nuestras orquestas establecidas como las jóvenes, luego que han recorrido los 100×35 que nos definen geográficamente y los puntos de alta concentración boricua en Estados Unidos.
“Se están cantando canciones con temática social, antes había más metáfora y poema, como era el caso del gran cronista musical don (Catalino) Tite Curet Alonso, que aunque falleció quedó la estructura de sus canciones. Nos queda Johnny Ortiz, Roberto Angleró y hay un muchacho al que hay que prestarle muchísima atención, Juan Pablo Díaz, que uno nota que tiene como mentores a Don Tite y a Rubén Blades”, alerta Viera.
Ese Juan Pablo Díaz es conocido por Juanpi y lo mismo actúa que canta o compone, digno integrante de la generación de gestores teatrales y musicales a la que pertenece en Puerto Rico.
Tras lanzar su disco, Díaz, éste afirma que aunque se mantiene el concepto de música como negocio y contenido que propusieron las disqueras en las décadas del 70 y 80 -que imponía cantarle al amor para que la mujer comprara discos y los arreglos musicales complacieran al bailador que la sacaba a bailar aunque fuese en la sala de la casa-, quienes le cantan a otras cosas también han ganado terreno.
“Por un momento la salsa romántica dominó y el comentario, la crítica o la crónica social se perdió cuando colapsó la Fania All Stars como matriz con la llegada del merengue en los 80. Pero esa salsa de contar cosas sobrevivió porque dio pie a grupos para hacerla de manera independiente, a hacer lo que nos dé la gana como hacemos, por ejemplo, (Orquesta) El Macabeo, (Francisco Rosado) Pirulo y su Tribu y yo”, expone Díaz.
Yo quiero reflejar lo que estamos viviendo en el país, son tiempos contradictorios, difíciles, duros pero no hay excusa para hacer las cosas mal
El joven insiste que su interés es “contar historias cotidianas” y luego le gustaría “retomar nuestros héroes nacionales como hicieron don Tite Curet Alonso y Johnny Ortiz”.
“Todavía en este primer disco estoy definiendo los temas que me interesan”, acepta Díaz, “yo quiero reflejar lo que estamos viviendo en el país, son tiempos contradictorios, difíciles, duros pero no hay excusa para hacer las cosas mal. Hay que contar con honestidad y el riesgo para mi es importante”, subraya Díaz y no solo se refiere a la letra sino a los arreglos musicales que, en el caso de su disco, no escatimó en las cuerdas, eliminadas de los estudios de grabación por no ser costo efectivas en las producciones.
Reconoce que la inversión de su disco salió de su bolsillo y que aún “no vivo de esto”. “No tengo ni distribuidor así que no ha sido éxito de ventas pero me ha servido para decir aquí estoy, ya llegué”, cuenta Díaz que además le compuso un tema a Víctor Manuelle y que próximamente le abrirá varios conciertos en Suramérica a Gilberto Santarrosa.
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E
l día está bonito y tú quieres hacer compra, ¡no me jodas!, clama un hombre a su pareja en la canción Supermercado de la Orquesta El Macabeo. Cuando hace casi seis años irrumpió en la escena musical esta orquesta que rompía con todos los parámetros que existían de una orquesta de salsa, fue una agradable sorpresa.
Quién espera que la orquesta de salsa no tenga coreografías, vista en pantalones a la rodilla, que uno de sus integrantes use de vez en cuando un casco con cuernos de vikingo o designe a una cabra como protagonista en la portada de uno de sus discos.
Ahora en octubre se cumplen seis años de la primera vez que se reunió en Trujillo Alto un grupo de panas “a ‘jammear’ con salsa vieja”. Tres discos después, aún se reúnen semanalmente en el mismo lugar pero ahora el ‘jammeo’ tiene estructura de ensayo y las canciones son compuestas y arregladas por ellos.
“Cantamos de cosas que nos pasan a todos. Cuando desde la tarima puedo mirar al frente veo que la gente se identifica”, asegura José Ibáñez, bajista de la orquesta que suele componer muchas de sus canciones de modo colectivo.
Dos de ellas se han convertido en el distintivo de su estilo: Supermercado y Lluvia con sol. “Nos interesa hacer música que te guste y letra que cuando te montes en el carro regrese a tu mente. Si te acuerdas después fue efectiva. Cada cual llega con su idea y la ajustamos para que suene a nosotros, el sonido Macabeo”, indica y afirma que el mismo es reconocible en las voces, en las melodías, en los vientos y en las estructuras de pianos y bajo.
Si estamos satisfechos con lo que dice y cómo lo dice, lo hacemos
Cada cual tiene sus preferencias salseras; Ibáñez es fanático del sonido de La Selecta y la Zodiac “por su sonido chévere”.
“Nuestras canciones no tienen límite de creatividad, son un reflejo de lo que se está viviendo, cada canción lleva un mensaje dentro del chiste. Si estamos satisfechos con lo que dice y cómo lo dice, lo hacemos. Lo que no vamos a hacer es panfleteo políticopartidista y, por ahora, cantar junto a un reguetonero, no porque no los respetemos, sino porque nos parece que los ritmos no tienen nada que ver”, agrega el bajista.
Reconocen que les quedan muchos temas más por abordar, incluido el amor. “Aunque ya tenemos una canción que le canta al desamor”, alerta Ibáñez.
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De amor sabe NG2. La orquesta con Norberto Vélez y Gerardo Rivas como rostros principales ya cumple 10 años teniendo ese sentimiento como bandera, incorporando géneros urbanos y complaciendo al bailador. Que en tiempos del furor por la bachata se mantengan tocando en Senior Proms a lo largo de la Isla comprueba que la salsa ha sobrevivido una nueva distracción en los oídos de los salseros en desarrollo.
Ahora el 8 de noviembre celebran en el Centro de Bellas Artes de Caguas diez años desde que pegaron su famoso tema Ella menea. Vélez compone con frecuencia los temas que cantan y comenta que “por lo regular le cantamos al amor y al despecho”, aunque no tienen límites temáticos.
“Antes se cantaba mucho a cosas cotidianas o jocosas y nosotros, aunque hacemos cosas jocosas como Ella menea o Como amigos no, nos inclinamos a lo romántico pero con buen arreglo para los bailadores. Eso del amor es lo que se lleva también en el género urbano y en la bachata”, manifiesta Vélez.
Por su parte Rivas apunta que ya han pasado suficientes años en los que se ha impuesto el romance en la salsa. “Cuando miras el género en general, aquí y afuera, la salsa que le canta al amor es la de más demanda, por ejemplo Víctor Manuelle y Gilberto Santarrosa han hecho toda una carrera cantándole al amor. Yo crecí con la salsa de la mata por mi papá (Jerry Rivas de El Gran Combo) y otros artistas, pero la realidad es que a las nuevas generaciones las vas a envolver con el amor”.
Sin embargo, cada camada de salseros aporta y para NG2 resulta vital establecer un adecuado balance entre letras que exalten el amor en todas sus manifestaciones y arreglos que levanten de la silla a los bailadores. “Métele swing“, es una de las peticiones que más escucha un arreglista de piezas salseras románticas.
“A los 14 y 16 años tú estás bien involucrado en la música americana”, reconoce Rivas, “así que tienes que hacer cambios y fusiones con ritmos que les gustan y encuentran curiosos para captar su atención. Así los hacemos salseros.
Vélez resalta que lo más saludable para el género es que hay muchas orquestas nuevas haciendo de todo: lo tradicional, lo diferente y un poco de ambas cosas.
Que a las nueve de la noche la pista en un Senior Prom esté llena por la salsa te deja saber que hay cocolos de la nueva cepa
“No creo que ni nosotros ni ellos van a cambiar completamente el género, todo esto es cíclico”, opina Vélez, “pero lo bueno es que en los pasados cuatro años la generación de salseros ha cambiado, ahora quieren bailar salsa desde pequeños otra vez, entre los chamacos se ha convertido en moda de nuevo. Que a las nueve de la noche la pista en un Senior Prom esté llena por la salsa te deja saber que hay cocolos de la nueva cepa”.
Rivas sabe que orquestas como la que integra tienen una gran responsabilidad. “Los grandes baluartes nos han dejado muchísima historia para seguir disfrutándola y produciéndola”, insiste, “mientras respiremos este pueblo seguirá produciendo salsa. Hay un talento nuevo impresionante, esto no va a morir, va a seguir pa’ lante”.
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Ylos de siempre no nos han defraudado. El historiador Richie Viera comenta que en un panorama más amplio, Rubén Blades “sigue escribiendo dentro del arco de Maestra Vida“, al igual que Willie Colón. Richie Ray y Bobby Cruz apuestan al mensaje cristiano -el tema Agua para beber lo define como “una rumba a Cristo que funciona muy bien”- y La Sonora Ponceña continúa “haciendo canciones con sentido para el bailador”. “Puede ser el tema más romántico pero Papo (Lucca) tiene el toque para ponerlo bailable”.
El Gran Combo ha mantenido su fórmula ganadora con Rafael Ithier en los arreglos y Freddy Miranda colaborando. “Ahí sí que los temas son de amor o temática jocosa y popular, eso no cambia”.
La buena noticia es que “han despertado” compositores. Menciona a Tito Walter, al cubano radicado en Borinquen, Juan José Hernández, y a Moncho Rivera, sobrino de Ismael Rivera, el Sonero Mayor “que últimamente está componiendo y le ha ido muy bien”.
Definiendo gustos afirma que a las féminas les atraen los temas “que la ponen en altura sobre el hombre que la ha maltratado”. “Y al hombre le atrae más la tiraera, el guaguancó de la esquina, el cencerro que suena; eso es lo que le late en la sangre”.
Viera también se ha adentrado en el mundo de la composición con Tú dices que eres el bravo, interpretada por la PR All Star. “Es la contestación a Prepárate pa’ lo que traigo que graba la Cubana All Stars. Es una tiraera pero amistosa”, culmina.
Tiraera, por aquello de ir con flow de este siglo.
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