imagina si esto
si un día esto
imagina
si un día
un día feliz esto
se acabara
imagina
– Samuel Beckett
El mapa afectivo de las pérdidas, ¿quién lo traza? Fallece, y agarras un ramillete de flores como si con apretarlo lo suficiente sostuvieras entre dedos algunas de las anécdotas que irán rindiéndosele al tiempo, difuminándose en los recovecos de la memoria. En el rostro, llevas una mueca que suena a dolor aunque no emane voz. Algunos lutos se asumen desde el silencio. O no.
En un recoveco quedará su butaca, y dos de sus rosarios colgarán aún de su espaldar. Tantas quietudes despiden ausencia. La tarde que entraste a su sala y la encontraste en la mecedora, la noche en la que te mostró la fragilidad de sus manos, arropadas por el tiempo, la mañana en la que, meciéndose, escribió sobre un retazo de papel sus deseos fúnebres, ya no están. Ni estarán.
La tristeza de una mecedora vacía está ahí, ante tus ojos, que no quieren verla, sino imaginarla con el cuerpo de la abuela. Se enluta el dolor. Lloras bajo la luz de algún atisbo de fe en la inmortalidad de las presencias energéticas. Lamentas la llamada perdida — y la ignorada. Recuerdas los mensajes de voz.
Su aprobación fue la primera que te dolió perder. Sus manos fueron un punto de partida, y eso lo celebras. Fue ella la que te habló por primera vez sobre eso de caminar en línea recta, aunque temprano supieras que lo tuyo era andar en líneas curvas.
La extrañas contigo. Te extrañas con ella.
Nudo en la garganta. Mecedora vacía. Foto irrepetible.
No sabes a dónde mirar.
Andas queriendo evadir mecedoras vacías o retratos cargados de una nostalgia que todavía es angustia por lo que ya no es. Profesas que abuelitud tendría que ser un sustantivo y abueril un adjetivo. Descubres que algunas despedidas se alcanzan.
Exhalas, escribes, vuelas, bebes, bailas, actúas, cantas, discutes, rompes el dolor.
Sueltas el ramillete.
La lágrima honesta cifra su ausencia.
Esperas las flores del sol.
Los Nieto, la obra más reciente del Taller de Teatro Experimental La Bicicleta, del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), explora los acercamientos de ocho familiares a un luto común: el de su abuela.
El elenco, compuesto por los jóvenes actores Andrea Rovira, Jorge Ramos, Deddie Almodóvar, Ian Robles, Pó Rodill, Hilbed Torres, Noelia Loiz, Melissa Orsini, Amarilis Santiago, Yan Ramos y Jafet Ortiz, presenta narrativas hilvanadas a partir de un proceso de dramaturgia actoral que comenzó en enero 2018.
“En cuatro meses surgieron estos ocho nietos que, tras la pérdida de su abuela, deben regresar a su casa para darle su último adiós. Entre llantos, risas, nudos en la garganta, silencios y apariencias, nos adentramos en una familia que tiene mucho que decirse pero ninguno es lo suficientemente valiente para develar el velo de hipocresía que los cobija”, rememora aún Heriberto Feliciano, director del montaje.
El equipo actoral lleva jornadas extensas de ensayo auscultando caminos para transitar ese gran espacio de velocidades lentas que puede ser una ausencia en colectivo. Expanden la intimidad de un luto a un proceso público. Abordan la pérdida como un lugar común.
El resultado subió a escena hasta el pasado lunes, 28 de mayo, en el Teatrito de la UPR. En cada función, los nietos transitaron la memoria rumbo al punto de partida de su pérdida doliente.
Cuando sea tiempo, soltarán los ramilletes.
Y florecerá el sol.
O no.
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