a tarima no tenía telón y su fondo, sin duda, llamaba la atención. Sobre un tono claro destacaba la imponente figura de un cuerpo humano en forma horizontal. Una línea negra y entrecortada delimitaba sus formas y, dentro, se identificaban algunos órganos principales para que la vida exista. Sistemas vitales, se denominaba la obra que poco después cobró vida.

Frente a ella cantaron y bailaron algunos, ofrecieron mensajes otros como parte de la marcha en repudio a los propuestos recortes a los fondos gubernamentales que reciben las organizaciones sin fines de lucro del país en aras de cuadrar el presupuesto estatal.

Una sola voz, se llamó el movimiento que reunió frente al Capitolio esta semana cientos de participantes de dichas entidades alrededor de la Isla para hacer visibles los rostros de quienes realizan y reciben una labor útil, consistente y callada en nuestras comunidades.

Imaginarnos un Puerto Rico sin la aportación de éstas era parte de la iniciativa que como denominador común contó -además de las congas y las pleneras- con latas rellenas con pocas monedas y etiquetadas con una cifra impactante: “las asignaciones gubernamentales que reciben las organizaciones sin fines de lucro representan menos del 1% del presupuesto gubernamental”. Esto, según datos arrojados por el reciente Estudio de las organizaciones sin fines de lucro en Puerto Rico.

El colectivo Moriviví logró que su obra silente ubicada al fondo de la tarima también hablara. Sus integrantes, estudiantes de arte de la Universidad de Puerto Rico y la Escuela de Artes Plásticas, realizaron un performance con la obra en cuya parte posterior leía: “Recorta el entrecortado y desmiembra lo humano”.

Detalle de la obra “Sistemas vitales” en el fondo de la tarima, antes de ser intervenida. En acción están participantes de Crearte.

Con los rostros cubiertos por tela color piel para concentrar la atención en su acción performativa, las jóvenes procedieron a cortar lentamente con tijeras todos los órganos que poseía el cuerpo pintado. Retiraron huesos, pulmones e intestinos hasta quedar una figura humana que no se sostendría en pie. También se llevaron el cerebro.

“Cuando trabajamos la imagen estábamos pensando en la perfecta metáfora para presentar la situación del presupuesto”, explican una vez bajaron de la tarima, “y siempre nosotros recurrimos al cuerpo humano así que fue casi automático el pensar en los sistemas que nos dan vida, que nos proveen en perfecta simbiosis; se necesitan unos a otros. Era la metáfora perfecta”.

El literal acto de recortar les pareció  ideal para hablar de las reducciones gubernamentales a sus aportaciones a las organizaciones sin fines de lucro.

“Por eso recortar los órganos para desmembrar un cuerpo y dejarlo vacío, sin humanidad, sin sensibilidad, sin nada. Quisimos irnos por la vertiente de demostrar la causa y el efecto que pueden ocasionar los recortes económicos”, dicen sobre la pieza creada en un cartel publicitario que reciclaron las integrantes del grupo que lleva dos años activo.

Así quedó la pieza al final del perfomance. Frente a ella, bailarines de Ballet Teatro Nacional.

Santurce es su casa, el espacio donde “nos movemos” y desde el cual quieren seguir siendo parte de la oferta de trabajo con las comunidades de las entidades.

“Es ridículo que esto tenga que llegar a esto”, lamentan, “cada vez los artistas contemporáneos se van interesando más en los proyectos comunitarios, que son la base de estas organizaciones, y nosotros como artistas tenemos esa preocupación. Queremos trabajar directamente con estas comunidades así que para nosotros es sumamente importante que recibamos el apoyo económico del gobierno porque nuestro esfuerzo y nuestro trabajo vale”.

Una vez maltrecho, el cuerpo humano no retornó a su forma original. Ojalá y solo pase en un perfomance.

Latas dejadas en las escalinatas del Capitolio como símbolo de protesta.