ntes de ir al Ártico, Osvaldo Budet y Shonah Trescott aprendieron a enfrentar un oso polar. No es necesariamente una de las destrezas que un artista pensaría fuese requisito para integrar una expedición científica pero, después de todo, el destino era Ny-Ålesund, en el Ártico polar, y allí los osos no se comportan como en los muñequitos.
No solo aprendieron esto los artistas y esposos, Budet, boricua, y Trescott, australiana en el entrenamiento de supervivencia en el Ártico que le brindó el ejército alemán, sino además a mantener en función -y al alcance de la mano- cámaras, laptops, pinturas o papeles en una temperatura constante de -10 grados Celsio.
“El frío me dañó la computadora tres veces, suerte que logré arreglarla, y el trípode de la cámara también. El frío rompe las cosas”, recuerda ahora Budet desde el calor del trópico.
Por estos días revivirán la experiencia que les permitió en abril del 2012 conocer la zona como parte de una expedición científica que evaluaba el impacto del calentamiento global en la zona, cuando abra al público la muestra Atraídos por la luz/ Drown by the Light. En la misma se narran la vivencia mediante fotografías, esculturas, dibujo, pintura, vídeo y collage en el Museo de Arte Contemporáneo situado en Santurce.
El dúo logró la oportunidad tras ser reclutados como parte de una residencia artística.
“Al Ártico no puedes ir si no eres científico aunque varios países trabajan minas de carbón como Rusia o Suecia”, explica Budet, “Noruega administra el protocolo para entrar en la zona y vigila que se proteja el habitat o, por ejemplo, los osos polares que están en peligro de extinción. La residencia artística promueve la colaboración entre el arte y la ciencia, nosotros andábamos con un equipo de científicos franceses que tienen una base allí igual que los noruegos”.
Entonces, un artista y un científico por igual toman muestras de nieve en busca de identificar la presencia de químicos, taladran glaciares para comprobar la fecha de su surgimiento, ayudan a lanzar un globo metereológico o a escanear un glaciar para conocer su profundidad, entre otras tareas, pero lo que resulta de esas labores lo comunican de modo distinto.
El científico canalizó la información según protocolos establecidos que analizan datos y comprueban hipótesis. Budet y Trescott narraron la experiencia en piezas de arte que tienen como meta concienciar sobre los resultados palpables del cambio climático.
“En los polos se nota de forma más dramática y permanente el efecto del cambio climático porque es un lugar delicado. El hielo está retrocediendo rápidamente, el cambio de un grado (más caliente) -que en el Caribe no significa mucho- allí tiene un efecto bien marcado”.
A Budet le impresionó particularmente una zona que antes llamaban la península por estar rodeada de agua en tres partes. “En diez años, debido al cambio climático, ahora es una isla; el hielo retrocedió”, dice en torno a la zona más al norte del planeta en la que pueden vivir personas.
El frío, aunque intenso, no espantó a Budet. “Irónicamente no lo sentí tanto como el invierno de menos 25 en Berlín”, asegura Budet.
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El trabajo que ya el público puede ver en Atraídos por la luz fue creado en Puerto Rico. Budet se conoce lo suficiente como artista para saber que debe intentar cosas nuevas y retarse en cada oportunidad.
“Ahora hice pinturas basadas en un experimento usando láser con el que hago unas marcas en el acero para lograr un paisaje como registro histórico, también hice dibujos sobre papel fotográfico al que le retiro ciertos elementos a la imagen y luego los pinto de mi memoria con tinta de carbón. Esta es la primera vez que trabajo esculturas en madera, unas réplicas de plantas generadoras de electricidad con carbón minado en el Ártico”, enumera.
Alterando la realidad de ese modo el artista cuestiona las implicaciones sociales y políticas “de la gestión tecnocrática en las sociedades, tomando en cuenta los recursos y tierras en esa parte frágil del mundo”.
Por su parte Trescott usa abstracción y figuración para registrar en sus pinturas el paisaje natural, la historia y el pasado minero de la zona. Lo que aprendió de la aceleración del calentamiento global en el Ártico salpica sus obras.
Budet, quien se ha caracterizado por manejar el tema político en sus piezas y ha despertado interés con sus serie de fotografías que ubican su rostro o figura en icónicas imágenes históricas, interesa continuar puntualizando el impacto del cambio climático. Lo acoge como un deber.
“Sí, mi trabajo había sido político pero nunca sobre el ambiente”, afirma, “pero quiero seguirlo porque es pertinente, está en juego nuestro futuro”.
El plan futuro del matrimonio es trasladarse a Australia y después…
“Antártida, ahí es que queremos ir pero también con una expedición científica porque de otra forma no se puede. Es más remoto que el Ártico, súper regulado, los viajes para llegar son militares, no turísticos pero sería una gran experiencia”, dice esperanzado Budet.
Al menos allá no hay osos polares.
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