22/08/2014


El Tapia quería más

El elenco de Con los pelos de punta dejó al Tapia con ganas de más, tras la puesta de una divertida comedia que continúa en Mayagüez y Ponce


U

n popular refrán dice: “no hay teatro sin espectadores”. Y lo cierto es que pocos textos hacen honor a este pensamiento, como es el caso de Con los pelos de punta. La pieza, que subió a escena el 1 de agosto pasado en el Teatro Tapia, invita precisamente a que el público no se limite a observar la comedia de enredos, sino a convertirse de algún modo en dramaturgos de la trama policial que se desarrolla ante sus ojos.

La genialidad con que Myrna Casas tradujo la pieza original de Paul Pörtner y la trasladó a Condado, dibuja el escenario perfecto donde convergen los personajes. Se trata de “La tijera loca”, un salón de belleza, en cuyo segundo piso ocurre un asesinato, del que todos los presentes son sospechosos.

La primera en arrancar carcajadas es Chiqui, la folclórica estilista cubana de la peluquería, interpretada magistralmente por Marisol Calero. La Chiqui es toda sabor, excentricidad y elocuencia. Con sus pantalones apretados, su marcado acento y estrambótica figura, recibe a los clientes de la peluquería: el teniente Nico García –interpretado por un René Monclova que se sintió como pez en el agua en el papel–, el señor Paris, a cargo de Chucho Avellanet, quien impregnó de comicidad irónica a su personaje. Más tarde hizo su entrada la Sra. Schubert, la versión de Angela Meyer de la señora “de alta sociedad”, que vive de las apariencias.

El dueño de “La Tijera Loca” es Tony, un floripondio peluquero personificado por Braulio Castillo.

La trama, que fluye con naturalidad y no pierde el ritmo cómico a lo largo de las casi dos horas de duración, se complica cuando el oficial “Papo” Candela anuncia que alguien de los presentes asesinó a la señora Isabel Czerny, dueña del edificio y vecina del segundo piso.

Es entonces cuando se rompe la cuarta pared y el público se integra a la trama. El detective a cargo de Monclova los interroga para recrear la escena del crimen. Poco a poco, los espectadores se adentran más en la historia, pues el elenco interactúa con ellos a medida que se van desvelando los secretos de los clientes de la peluquería.

El mayor acierto de la pieza, evidenciado por el hecho de vender a capacidad cuatro fines de semana en el Tapia y arrancar una gira por Mayagüez y Ponce, es la apropiada selección del elenco. El grupo funciona como un reloj suizo, al complementarse con maestría tanto durante la trama que traza el libreto, como en las secciones de improvisación que provocan el clímax de la historia, una vez el público elige la identidad del asesino o asesina de la víctima.

El grupo funciona como un reloj suizo, al complementarse con maestría tanto durante la trama que traza el libreto, como en las secciones de improvisación que provocan el clímax de la historia, una vez el público elige la identidad del asesino o asesina de la víctima

La destreza de Monclova para impregnarle agilidad a la trama y al interrogatorio en el que el público es parte esencial, es evidente. Asimismo, destaca el modo en que la Chiqui de Marisol Calero o la Sra. Schubert de Angela Meyer increpan a los presentes cuando las señalan como posibles homicidas.

La agilidad mental del reparto es evidente, pues en ningún momento se percatan los presentes de cuándo están improvisando o cuándo están siguiendo el guión.

Castillo, a pesar de enfrentar algunos problemas con su voz, pues a ratos se percibía forzada, construyó un Tony convincente, que reflejó en muchas ocasiones esa costumbre que tenemos los seres humanos de cambiar la versión de la historia para quedar siempre como héroes.

Con los pelos de punta hizo honor a su nombre, pues mantuvo a los presentes al borde de sus asientos, entre risas y teorías de quién pudo asesinar a la Sra. Czerny.

La dirección de Gilberto Valenzuela logra mantener con los pelos literalmente de puntas a todos los que visitan “La tijera loca” durante las dos divertidísimas horas en que se desarrolla la trama.

La puesta en escena es ágil, entretenida, cómica –pero sin recurrir a la risa fácil– y comprueba cómo el teatro es capaz de embrujar a los espectadores hasta convertirlos incluso en autores del texto que están presenciando.

En “La Tijera Loca” nada es lo que aparenta y ningún día es igual que el otro, pues en cada función el público decide quién resultará culpable de asesinar a la víctima.

En “La Tijera Loca” nada es lo que aparenta y ningún día es igual que el otro, pues en cada función el público decide quién resultará culpable de asesinar a la víctima

La frescura de este texto, cuya vigencia permanece a pesar de haber sido escrito en 1963, es la otra pieza fundamental para su éxito. Es un reflejo de lo enredada que puede ser la vida y de cómo las historias siempre son distintas dependiendo de la perspectiva de quien las cuenta.

Hoy, lo que puede contar el equipo detrás de Con los pelos de punta es que han logrado enganchar a la audiencia con la alocada historia de este salón de belleza. Y que evidenciaron que todavía es posible mantener una obra en cartelera por más de un mes, lleno a capacidad, y luego de que fuera enmendada la Ley 108, que otorgaba boletos a medio precio a personas mayores de 60 años y entrada gratis a los mayores de 75.

BUTACA-boleto pelos punta

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2 Comments

  • Sandra Colon 25/08/2014 - 10:46 am

    Fui el viernes y me rei muchisimo. Quedo evidenciado que hay taller para los artistas puertorriqueños. Rene Monclova se la comió!

  • Sandra Colon 25/08/2014 - 10:50 am

    Fui el viernes y me rei un montón. Quedó evidenciado que hay taller para los actores Boricuas. René Monclova se la comió.